Energía - Núm. 8, Noviembre 2021 - Industria Legal - Libros y Revistas - VLEX 909455645

Energía

AutorNicolás Yuraszeck
Páginas42-43
Energía
Hay que caminar antes de empezar a
correr.
Nicolás Yuraszeck
En este período llama la atención la exposición
del Presidente Sebastián Piñera en Enade el 11
de Noviembre pasado, en el que dio a conocer
que el Gobierno se encuentra trabajando en el
Proyecto Antípodas, que busca construir una
alianza estratégica con algunos países asiáticos
con el fin de exportar entre 200 y 600 mil MW a
través de un cable submarino de larga extensión.
Soñar no cuesta nada, pero una vez más esta
administración peca de anuncios
grandilocuentes que se alejan del frágil y poco
actualizado marco regulatorio en que se
encuentra la realidad energética del país.
El Proyecto Antípodas puede estar
considerando acertadamente la potencial
capacidad de generación de nuestro país, pero
le falla por lejos a la aletargada planificación de
la transmisión eléctrica y las complejidades que
dicho sector se encuentra enfrentando,
retardando la transición energética nacional por
falta de un sistema de transmisión robusto.
Muestra de lo anterior, noticia también de este
período, es el estado en el que se encuentra la
licitación de la Línea HVDC Kimal Lo Aguirre,
que luego de despertar un gran interés nacional
e internacional, y de ser anunciada como la
“línea de la descarbonización”, sólo obtuvo dos
ofertas, de las cuales una ya anunció que se
encontraría por sobre el valor de inversión de
referencia. El riesgo por tanto de enfrentarnos a
una licitación desierta es inminente.
Sea adjudicada o no esta licitación, existe
consenso en las razones de la baja participación,
como el alto grado de incertidumbre ligada a
que los riesgos más relevantes como el trazado,
los permisos y la valorización reciente de los
activos de transmisión se encuentran
íntegramente traspasados a los oferentes,
quienes además se ven expuestos a multas
cercanas a un 50% del valor de inversión,
haciendo que poco de pública le quede a esta
asociación público-privada.
nyuraszeck@prieto.cl
Si no somos capaces de resolver la transmisión
nacional sería poco sensato exportar nuestra
energía, no sólo por la necesidad de
preocuparnos primero de abastecer a la
población nacional, sino porque también se
requeriría transmitir hasta el supuesto inicio del
cable subterráneo los prometidos 600 mil MW.
Todo lo anterior lleva a concluir que nos
enfrentamos, nuevamente, a un anuncio poco
factible y carente de toda realidad si no se
solucionan previamente los problemas que
aquejan hoy a nuestro sistema.
El problema descrito no es nuevo en todo
caso, la licitación tardía y pobremente
desarrollada del litio, o la anunciada estrategia
nacional del hidrógeno verde sin sustento
regulatorio alguno a la fecha, son una muestra de
ello.

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