Encuentros con andariegos notables - 14 de Julio de 2013 - El Mercurio - Noticias - VLEX 449072230

Encuentros con andariegos notables

Venecia y ChinaVenecia ha cambiado, señala Jan Morris. Cuando la visitó por primera vez, a fines de la Segunda Guerra, "era una ciudad medio alegre y medio melancólica, pero no melancólica a causa de las ansiedades del momento, sino por pesares antiguos". Desde entonces fue objeto de preocupación y restauraciones; luego se ha transformado en patrimonio universal, abrumada por turistas, centro de estudios artísticos y objeto de inversiones inmobiliarias. Hay que reconocer que Jan Morris también ha cambiado. Cuando escribió Venecia (RBA / Catalonia) por primera vez, en 1960, se llamaba James Morris, era un periodista reputado. En 1972 viajó a Casablanca, donde llegó como hombre y salió como mujer. Antes de su operación de cambio de sexo y después, es uno de los mejores escritores de viaje ingleses. Y Venecia , uno de sus mejores libros, que no es una guía turística, ni un libro de historia, ni un informe, ni una memoria, sino todo eso y muchas cosas más. Reporta sus iglesias y canales, su historia y palacios, su gente y sus costumbres (los venecianos son un pueblo aparte, dice, "todavía con el matiz triste de los refugiados"). "Es un retrato muy subjetivo, romántico e impresionista, no tanto de una ciudad como de una experiencia. Es Venecia a través de un determinado par de ojos en un determinado momento".

Otra mujer (esta siempre lo fue), la "princesa" Der Ling (1885-1944) escribió un libro sobre un "viaje" muy preciso Dos años en la Ciudad Prohibida (Ediciones del Viento en Prosa y Política). Hija de Yu Keng, embajador de China en Japón y en Francia y allí recibió una educación occidental (entre otras cosas, danza con Isidora Duncan); cuando regresó a China fue nombrada primera dama de la Emperatriz Viuda y mientras desempeñó esa labor -entre 1903 y 1905- hizo las observaciones del libro, extraño y evocativo. Una visión única de un mundo desaparecido, la Corte en Beijing, al final de la era imperial que se remontaba cientos (quizá miles) de años al pasado. Son pequeñas cosas de la vida de la poderosa mujer: cómo pasa el tiempo, su color favorito, dónde guarda sus joyas, qué piensa de las occidentales. No hay mucho contexto histórico y, dada su situación entonces, era como describir la minucia cotidiana en un avión que se desploma.

Humboldt, el Napoleón de la cienciaSe le llamó el "segundo Colón": los viajes por tierras americanas de un científico de primera línea descubrían un nuevo continente de investigación que, entre otras cosas...

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