El encanto no se despeina
La trama de la pantalla no hace más que reflejar una conocida realidad: aparte del peinado, la peluquería se asocia con la idea de refugio para el alma (como las sufridas mujeres de la película "Magnolias de acero") y también de diversión (como el pelambre desatado del salón "Le Mechon" del recordado "Jappening con ja"). La modernidad ha incorporado tecnología y también la estandarización de la actividad, a través de las cadenas de salones presentes en los grandes centros comerciales, pero a diferencia de lo que pasa entre supermercados y almacenes, las peluquerías tradicionales no pierden su espacio.
-Los salones de belleza y las peluquerías de barrio cumplen un rol social muy importante para las mujeres. Es un espacio conocido, íntimo y familiar en el cual pueden relajarse, compartir con otros, además de embellecerse y dejarse regalonear de vez en cuando. Para muchas mujeres ir a cortarse el pelo, peinarse, depilarse, hacerse las uñas, es uno de los pocos momentos de la semana que se dedican 100% a ellas. Por una inversión razonable, obtienen a cambio un servicio muy valorado -señala Maribel Vidal, vicepresidenta de Planificación Estratégica de la agencia McCann, empresa que realizó el año pasado un estudio sobre comercios tradicionales como almacenes y peluquerías en Chile y en 19 países más. Entre otros aspectos, la encuesta constató que los peluqueros son emprendedores altamente motivados por sacar adelante su negocio, que valoran su independencia laboral, y que consideran que el secreto del éxito está en mantener a clientes fieles, ofreciendo un buen servicio y manteniendo una relación cercana con ellos. Su orgullo está también en sentirse parte importante de la comunidad en la que están insertos, y en este sentido, serían verdaderos líderes de opinión de su barrio: conocen a la gente, sus gustos y necesidades, y son valorados en su entorno.
La casa
Se estima que en Chile hay un peluquero por cada mil habitantes, y considerando que la mayoría instala su propio local, habría unas 15 mil peluquerías en todo el país. No hay sector que no cuente con al menos una, y tampoco les falta público, algo fundamental para convivir con el avance de las grandes cadenas. Aunque ofrezcan los mismos servicios, la diferencia entre las peluquerías de centros comerciales y las tradicionales está en que las nuevas son de paso.
-Uno entra, se atiende y se va -afirma Beatriz Briceño, quien fue testigo de la evolución del mercado en la desaparecida peluquería "El Golf", que hasta 2009 se encontraba en El Bosque casi al llegar a Apoquindo. Cuando una tía suya la abrió a comienzos de los 60, en el sector no había ni edificios.
-Eran tardes de peluquería, porque la gente se instalaba toda la tarde o toda la mañana; se tomaba cafecito, se conversaba. Es distinto la gente que va a la peluquería del barrio, que es más de ahí, es más íntimo, que alguien que va de paso y entró -dice refiriéndose a los locales de mall, cuyas comodidades no tendrían comparación con el encanto de los salones convencionales.
Estos pueden no tener aire acondicionado...
Para continuar leyendo
Solicita tu prueba