El emergente paraíso del randoné
De noche, avanzo por la Ruta 45-Q, el camino que conecta Los Ángeles con Pichachén, el poco conocido paso internacional que, en verano, permite ir con facilidad desde la Región del Bíobío hasta la provincia de Neuquén, Argentina.Durante todo el invierno y comienzos de primavera, la ruta se mantiene taponeada con nieve. Sin embargo, Vialidad la despeja regularmente para que se pueda acceder a dos lugares que hace rato quería conocer: el Parque Nacional Laguna del Laja y el Centro de Esquí Volcán Antuco. Este último, un destino de nieve que los fanáticos del randoné han comenzado a alabar en las redes sociales. Lo mismo que pasó hace unos años con Laguna del Maule.Sigo manejando y, cuando ya es cerca de la medianoche, doy con las cabañas Antucalhue ( Antucalhue.cl ). Me acuesto. Duermo. Y, al amanecer, la sorpresa es mayúscula. Todo ahí es impresionantemente lindo: desde el eléctrico río hasta los cipreses cordilleranos que crecen en la propiedad, pasando por las fenomenales vistas al volcán Sierra Velluda.También son lindos los huevos de campo que ha preparado Arturo Ahues, un ingeniero forestal retirado que decidió invertir buena parte de sus ahorros en estas personalísimas y cómodas cabañas (hectagonales, levantadas con materiales reciclados) -su plan B a la hora de jubilar- y donde ahora, además, produce truchas y miel.-No me equivoqué -dice-. Cada vez que despierto en este lugar siento que estoy en el paraíso. Y ya no quiero ir a ningún otro lado.Pronto, al desayuno se suma Raúl Olave, emprendedor local que, pese a las dificultades económicas que ha sobrellevado desde que llegó a la zona, sigue creyendo en las bondades del vecino centro de esquí.Aunque su principal negocio es la venta de cerámicas y porcelanatos, lo que en verdad apasiona a Raúl es el outdoor . Por eso ha impulsado Action Kayak, una pujante empresa que fabrica y vende sus propias embarcaciones, tiene rentals de productos para la nieve y, desde hace tres años, la administración del centro de esquí.La cosa es así: es un martes de octubre. La primavera ya está bien avanzada y, aunque Antuco está cerrado hace rato, aún queda nieve para unas bajadas más.Lo bueno es que Raúl no solo es el jefe, sino también quien tiene las llaves para echar a andar los andariveles. Por lo mismo, este viaje exprés promete convertirse en el sueño del pibe. Todo el centro para uno. La verdadera magia del sur.Partimos.Desde las cabañas Antucalhue a Antuco no son más de 8 kilómetros. Y en la medida en que te internas en la montaña, el paisaje se vuelve cada vez más salvaje. Especialmente luego de traspasar la guardería donde Conaf controla el ingreso a Laguna del Laja, el parque nacional -creado en 1959-, que protege a la gran estrella de este lugar: el ciprés andino, árbol que requiere cien años para que su tronco engrose apenas 10 centímetros.No es lo único que impresiona. Aquí y allá deslumbran monumentales cascadas. Y, casi sin que te percates, de un zuácate ingresas a una meseta que no requiere de muchas curvas para ganar altura; eso, hasta dejarte en la base del volcán y del centro: un fantasmal villorrio que recuerda a Sewell, con alrededor de catorce casas (algunas...
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