Elvira Lindo 'Cuando vulneramos la inocencia de los niños intervenimos su vida entera'
S esga es una aldea de una comarca de la Comunidad Valenciana de El Rincón de Ademuz. Es un pueblo de montaña ubicado a 1.180 metros de altitud y no tiene más de diez habitantes. Su paisaje exalta una ruralidad: construcciones ruinosas, una iglesia del siglo XVIII y estrechas callejuelas. En esa aldea, cercana al pueblo donde creció su madre, Elvira Lindo (Cádiz, 1962) encontró el espacio -físico y psicológico- para ambientar su nueva novela "En la boca del lobo", un relato que avanza en clave suspense, que revela las heridas de una niña y cómo las emociones de un pueblo se enraman con la naturaleza de la sierra.-Esta novela llegó a mí de una manera muy extraña -dice Elvira Lindo al otro lado de la pantalla. Su rostro y pelo brillan con la luz de una ventana. Es un viernes de agosto en Madrid. Ya prescriben las 5 de la tarde y el calor aún pega fuerte.En esta misma fecha, hace dos años, decidió embarcarse en esta novela.Ocurrió así: Estaba de visita en El Rincón de Ademuz y volvió a subir a esa aldea donde la electricidad solo llegó hace veinte años y abundan los bosques. Unos años atrás un programa televisivo la invitó a recorrer su comarca materna y al llegar a Sesga, donde no había estado nunca, sintió una conexión extraña.-No había estado tan arriba, pero había oído hablar de todas las aldeas, porque mi tío era el panadero y repartía por esos lugares. Entonces en mi memoria estaban todos sus nombres.Pero ese verano de 2021, en su segunda visita, la sensación fue más fuerte. Subió a la montaña con su hermano y su marido, el también escritor Antonio Muñoz Molina. En la calle principal dos mujeres la esperaban. Una tenía una foto fechada en 1964, donde aparecían los cuatro hermanos Lindo Garrido y una jovencita de 17 años. Al principio no comprendió. Era Margarita, una muchacha que cuidó de ella y sus hermanos en Cataluña durante dos años.-Mi padre trabajaba en una empresa muy importante de construcción española, y él iba colocando a toda la gente que podía del pueblo de mi madre, y de esa aldea salió esa muchacha a los 17 años para cuidarnos entre mis dos y mis cuatro años.Elvira Lindo dice que ese reencuentro fue como un milagro. Cuando con su familia se fue a vivir a Tarragona, Margarita no pudo acompañarlos y volvió a la aldea. Y ese verano de 2021 estaba frente a ella con una fotografía que parecía haber estado esperándola por medio siglo en un pueblo detenido en el tiempo.-Vi aquella aldea y pensé: ¿qué ocurre si nosotros vamos dejando fantasmas en aquellos lugares que habitamos a lo largo de la vida? Yo tendría un fantasma en la infancia viviendo allí, otro de la juventud viviendo en un barrio de Madrid, uno de los años que viví en Nueva York. Pero pensé en ese fantasma de mi infancia.Aunque en su anterior novela "A corazón abierto" ya había ensayado un retrato autobiográfico de su generación, su intención ahora fue fabular una historia con detalles tomados de personas que conoció en su infancia, retazos de sus veranos rurales, recuerdos escuchados de tíos y otros relatos ajenos -y traumáticos- que tres mujeres le habían revelado en distintos momentos.-Pensé primero en un cuento de fantasmas con mi propia infancia, pero luego empezó a transformarse en la infancia de otras mujeres que habían tenido experiencias entre sí similares de trauma y abuso en la infancia. Entonces vinieron a mí las conversaciones con esas tres mujeres con...
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