Efecto Guillier: Cómo viven los radicales su hora de euforia - 15 de Enero de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 658018505

Efecto Guillier: Cómo viven los radicales su hora de euforia

"El Partido Radical nunca ha sido chico, lo hacen parecer chico, pero su pensamiento, su doctrina, tienen que enorgullecer a los chilenos", dice Raúl Vega. De pelo canoso perfectamente peinado hacia atrás, está parado en un extremo de las graderías, con la mirada fija en la puerta por donde entrará la estrella del evento, Alejandro Guillier. Vega ingresó al partido hace 60 años y, de manera muy seca, afirma que los mismos ideales que lo encantaron cuando joven se mantienen vigentes hasta ahora.

Es sábado 7 de enero. Elvis canta en el escenario, pero el público no lo sigue. Son cerca de las once de la mañana y la Cúpula del Parque O'Higgins está repleta. El calor es húmedo y los carteles de "Guillier Presidente" se mueven rítmicamente, haciendo las veces de abanico en las manos de las mujeres que se aglomeran en las galerías. Los cerca de 1.500 asistentes aguantan la temperatura porque se sienten en una fiesta, su fiesta. La fiesta de Guillier.

El Partido Radical nació en 1863, en Copiapó, lo que lo convierte en el más antiguo de Chile. Hoy no cuenta con representantes formales en el Senado (Guillier fue electo como independiente y se mantiene sin militar), tiene seis diputados (el 5% de la Cámara) y 12 cores, además de tres ministros y un subsecretario. Se definen como "una colectividad laica, constituida por librepensadores y adherentes provenientes de una pluralidad de creencias y pensamientos". Enarbolando esos principios encabezaron tres gobiernos. El último, presidido por Gabriel González Videla, culminó en los 50, la época en que Vega se unió a sus filas. Vinieron entonces décadas de travesía en el desierto, hasta ahora, cuando la privilegiada situación de Guillier en las encuestas les ha traído un inesperado nuevo aire.

Rostros en la galería: una mapuche, una musulmana y un admirador del modelo escandinavo

"El PR está con nuestra gente, con todas las diferentes etnias", sostiene Flor Aleñir. En su pecho luce un siquel, gruesas cadenas de orfebrería mapuche, que contrastan con la banda tricolor que las cruza. Ella vive en La Pintana y está acompañada de dos amigas, también de ascendencia mapuche. Bajo ellas flamea la bandera multicolor de los pueblos originarios. "El partido nos permitió postular a muchos representantes nuestros a cargos de elección popular, sobre todo en las últimas elecciones, para las concejalías", dice Aleñir.

Fernando Venegas mira atento al escenario, donde el imitador, vestido con el clásico traje blanco del rey...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR