Educación emocional - 19 de Noviembre de 2023 - El Mercurio - Noticias - VLEX 953510273

Educación emocional

Uno de los rasgos más propiamente humanos lo constituye la intimidad, ese ámbito donde se forman las preferencias, se elaboran los pensamientos, se atesoran los afectos y se forjan los deseos. Lo íntimo así definido es aún más profundo que lo privado, puesto que esto último puede incluir actos de los que participen terceros, solo que escapan a la injerencia no consentida. Lo público, en cambio, es lo que debe estar a la vista y el escrutinio de todos, porque todos se ven afectados por él.¿A qué viene esta distinción tan obvia?Lo que ocurre es que el Presidente fue grabado visitando un condominio acompañado de una mujer y, enterado de eso, un diputado, a pretexto de protegerlo, se ha permitido inquirir oficialmente detalles de la visita, incluyendo las horas de entrada y salida del condominio. Por supuesto, el diputado niega cualquier propósito de fisgonear y, en cambio, sostiene que es su preocupación por la integridad física del Presidente, el celo por la intangibilidad presidencial, lo que lo mueve a preguntar, con rara delectación y escrupulosa curiosidad, los detalles. En forma paralela, y es probable que, movido por la revelación de ese hecho, el Presidente ha comunicado su ruptura con Irina Karamanos la que, luego, esta última confirmó con inteligente sobriedad. La comunicación del Presidente está plagada de detalles propiamente íntimos, parrafadas sentimentales y frases que quieren ser poéticas -todo hay que decirlo- y que, por lo mismo, habrían quedado mejor en un secreto y pudoroso diario de vida.¿Es razonable todo esto? ¿Es correcto que la opinión pública deba enterarse de lo que el Presidente hace con su vida íntima, al extremo de que un diputado se vea autorizado a pedir información oficial acerca de las circunstancias en medio de las que esa vida se desenvuelve? ¿Está obligado, por su parte, el Presidente a dar detalles acerca de su ruptura, yendo más allá del simple hecho y agregando detalles de la afectividad que todo eso supuso y supone para él y para ella?Es verdad que quien ejerce un cargo público -y para qué decir quien desempeña la jefatura del Estado y de gobierno- posee un umbral de protección a su vida personal más ligero que el que posee una persona común y corriente. Y la razón es obvia: lo que un Presidente hace o no hace, lo que dice o lo que calla, lo que padece o disfruta, ordinariamente afecta, para bien o para mal, la vida y los intereses de la ciudadanía la que, entonces, tiene el derecho de saber. Los casos más conocidos...

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