'La educación actual es deshumanizante' - 7 de Abril de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 707799761

'La educación actual es deshumanizante'

-Si me preguntas cómo estoylo primero que se me viene a la mente es que estoy cansado, porque desde que llegué a Berkeley me ha pasado que me canso mucho más que antes. Probablemente son los medicamentos nuevos con los que vivo desde mi paso por Chile.

Antes de participar el 16 de enero en el Congreso del Futuro, y ser uno de los exponentes que más revuelo causó con su exposición sobre la educación y las relaciones humanas, el psiquiatra de 85 años estuvo en la clínica. Lo recuerda sentado en su casa en Berkeley, California.

-Entré a emergencias por una cuestión del corazón. Y ahí me vio un neurólogo por un temblor que tengo en una mano. Me diagnosticaron párkinson y necesito un medicamento que me pone somnoliento. Estoy debatiendo si más vale el temblor de la mano que estar somnoliento. En el hospital me vieron toda clase de especialistas; ahora que la medicina es un tan buen negocio.

En el Congreso del Futuro ya se veían rastros de la enfermedad. Sus manos se movían incansablemente mientras él exponía. Pero no paró ni habló sobre eso. Hizo como si nada pasara.

-Ir al médico es como las cosas burocráticas y no me gusta perder mucho el tiempo. Hay un límite: si uno se ocupa demasiado del cuerpo, se lo pasa viviendo con los doctores.

-¿Se siente más tranquilo, al menos, de saber qué es lo que tiene?

-Sí, claro, eso tiene algo de bueno. Pero hablemos de algo más interesante.

-Bueno, hablemos de su infancia en Valparaíso.

-Mis recuerdos son pésimos. Nací en el Cerro Alegre, pero no tuve una infancia muy alegre. Me pusieron interno cuando podría haber estado más contento en la casa, en Viña del Mar, a 20 minutos del colegio. Fue una pérdida, un gran empobrecimiento de la vida. Era un internado de un buen colegio inglés, el Mackay. Me pusieron inútilmente interno, en un ambiente de colegio inglés antiguo. Me castigaban por hablar en español, pero eso no era lo peor. Lo peor es la pobreza de la vida en un internado. Cuando salí libre, a eso de los 11 años, me empezó a gustar el privilegio de tener radio en casa, escuchar música.

-¿Qué escuchaba?

-Lo que más me gustaba era el concierto para piano de Liszt. Desperté a la música de Chopin. Yo era muy introvertido y de repente me encontré identificado con este compositor, tan introvertido pero tan sensible que era Chopin.

"Yo era muy callado, de poca expresión. No tengo hermanos, soy un hijo único, a quien no se le veía con buenos ojos que se juntara con los otros niños en la calle. Era como un Principito que se vestía con guantes".

-¿Se daba cuenta de eso?

-De niño no me veía a mí mismo. Estaba medio adormilado, un niño muy poco consciente. Era un poco zombi. Poco a poco con la vida he ido despertando, la vida siempre me ha puesto cada vez más consciente. Eso a veces es grato, pero tiene su lado ingrato también, porque cuando uno se vuelve más consciente, también empieza a sufrir por cosas que no sufría. Estaba anestesiado cuando era un niño.

"Donde parecías no sentir nada después te das cuenta de que sientes cosas molestas, que estás enojado, que sufres de soledad, que sientes anhelos no satisfechos. Sientes rabia. Específicamente cuando llegué a la adolescencia desarrollé una gran rabia hacia mi madre y no entendía de dónde venía. Ella, en primer lugar, nunca fue una persona interesada en ser madre. Era una persona que salió del paso de haberse casado con mi padre, que quería tener hijos; entonces, fue como que si le hubiera concedido eso y nunca tuvo una actitud maternal. Y me pasó a manos de niñeras y sustitutos maternos. Despertó, como todos tenemos el potencial de volvernos...

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