Ecuador escoge hoy entre dos modelos de país en los comicios más reñidos en décadas
La estabilidad institucional que el líder saliente de la "revolución ciudadana" consiguió era impensada en los años de Abdalá Bucaram o de Lucio Gutiérrez, y es uno de sus mayores logros. Pero el estilo y las políticas de Correa dejan también un Ecuador dividido, un país que hoy, en la segunda vuelta presidencial, escoge entre dos posibilidades de futuro, entre dos modelos. Cada uno con ventajas, cada uno con problemas potenciales, cada uno muy diferente del otro.
"A mí me gusta Lenín Moreno, es buena persona, y cuando fue Vicepresidente ayudó a los discapacitados", dice Malena García, vendedora de ungüentos de coca, frente al palacio presidencial en el centro histórico de la ciudad, uno de los mejor conservados de América Latina, como repiten, orgullosos, los quiteños.
Lenín Moreno (64), el candidato oficialista, parapléjico desde hace 19 años, acompañó a Correa en su primer mandato y representa el continuismo estatista. Del otro lado está el candidato de centroderecha, Guillermo Lasso (61), empresario que propone una apertura e integración comercial de Ecuador con el mundo.
Las principales tareas que tendrá el ganador serán de tipo económico, ítem en que los aspirantes tienen diferencias de fondo. El analista económico Walter Spurrier considera que los principales desafíos serán cómo solucionar "el enorme déficit fiscal resultante del crecimiento desmedido del gasto del Estado", y la pérdida de competitividad.
Spurrier dice que Lasso reconoce la crisis y ofrece una salida "que gira en menor gasto público y crear condiciones atractivas a la inversión privada". Mientras, Moreno "no reconoce que existe un problema" y promete incrementar el gasto público: triplicar a 150 dólares mensuales el bono de solidaridad a los más pobres, crear 40 universidades y entrega gratuita de 200 mil viviendas. Promesas oficialistas difíciles de cumplir con el petróleo a precios bajos y sin endeudar más al país.
Estilos
Moreno y Lasso tienen liderazgos diferentes al de Correa, un caudillo en sintonía con los gobernantes del llamado "socialismo del siglo XXI" que mandaban en América Latina hace 10 años. Correa alineó a Ecuador con Venezuela, Bolivia o Argentina; levantó la economía con un gasto público alto basado en el boom de los commodities , que terminó en 2014; creó instituciones a su medida; acorraló a la prensa independiente con leyes que limitan la libertad de expresión, y todo eso con un estilo frontal, de choque.
"Sí, definitivamente Ecuador se juega...
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