La dura vida de un niño secuestrado
En la fotografía, Martín mira a la cámara. Uno de sus rizos castaños cae sobre sus ojos cafés. Tiene la boca abierta, como si estuviera a punto de decir algo o cantar, pues está sentado junto a un piano de juguete. Viste una polera blanca que hace resaltar su piel trigueña.La imagen está en el perfil de Facebook de su madre, K. J., de 34 años, quien un mes antes le dedicó en esa misma red unas palabras: "Siempre serás el amor de mi vida. !Quién dijo que no se puede¡ Nada me queda chico, !feliz a tu lado¡ !Con mis hijos no prueben suerte porque ya probaron¡", desafió la mujer.Martín desconoce las palabras de su madre. Tiene apenas un año y diez meses y no vive con ella. El niño, explican desde la dirección regional de Arica y Parinacota del servicio Mejor Niñez (el ex-Sename), permanecerá alejado de la mujer hasta que las evaluaciones y un juez consideren que está lista para garantizar su seguridad.Después de una agresión paternal que envió al niño a la UCI y un secuestro protagonizado por quien lo cuidaba, la duda del sistema parece razonable.Era abril de 2020, Martín tenía pocas semanas de vida y sus padres lo llevaron a la playa de Arica, ciudad donde viven.En la PDI relatan que los antecedentes indican que esa tarde la pareja discutió y él golpeó a la mujer y a su hijo. El hombre habría dicho a los funcionarios que todo fue un accidente, que él solo se cayó encima del niño, aunque el diagnóstico de sus lesiones era contundente."Sufrió una fractura en la bóveda del cráneo, con una hemorragia subcraneal izquierda, una contusión cerebral y un síndrome de convulsiones sintomático de carácter grave", detalla la directora regional de Mejor Niñez, Elizabeth Salinas.El hombre fue formalizado por parricidio frustrado y permanece hasta hoy en la cárcel, mientras que el niño fue internado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI)."Se pensaba que iba a tener graves secuelas en su desarrollo, en lo intelectual y en lo social", admite Salinas.Martín fue estabilizado y dado de alta a las pocas semanas, cuando el tribunal de familia ordenó su envío a una residencia para lactantes y preescolares de la ciudad, pues consideró que su madre no tenía las competencias para hacerse cargo."La madre fue víctima de violencia intrafamiliar por un período bastante largo de su vida, tanto por la pareja que tenía en ese momento como por los padres de sus diferentes hijos", relata Elizabeth Salinas.En la residencia de Mejor Niñez el pequeño inició un tratamiento con profesionales de la Teletón, médicos, terapeutas y educadoras diferenciales. En paralelo, la mujer ingresó a la unidad de atención a víctimas de la fiscalía, fue involucrada en el sistema de salud familiar y en el servicio inició un trabajo con psicólogos y expertos en competencias parentales, interacciones familiares, autonomía y...
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