Dulce patria, recibe los votos - 4 de Septiembre de 2022 - El Mercurio - Noticias - VLEX 909879382

Dulce patria, recibe los votos

Hoy culmina un proceso que penosamente simbolizó la degradación de lo público y de nuestras instituciones republicanas.Convocada bajo una fórmula electoral que mutó respecto de lo originalmente pactado, fraguada al amparo de la desesperación y la falta de convicciones para defender los valores de la democracia representativa, la Convención estuvo mayormente integrada por miembros antisistema. Vaya paradoja. Estaban llamados a resolver las bases de nuestra institucionalidad y, en vez, se dedicaron a demolerla, como si fuera el corolario institucionalizado de la destrucción de las veredas, el Café Literario, iglesias, los barrios y sus emprendimientos, y del espacio y convivencia pública en general. La Convención, en su performance y resultado, tuvo por finalidad significar institucional, política y culturalmente la anomia y el levantamiento violento contra el Estado de derecho y lo establecido. La deliberación razonada nunca fue un medio ni un fin para la Convención. Lo de ella no era relevar la democracia representativa, sino derribarla. Su leitmotiv fue instalar nuevos conceptos refundacionales y peligrosos. Crear, por el solo hecho de su existencia y como si ello fuera posible, una nueva realidad, plurinacional, a la que debía someterse la ciudadanía por el solo hecho de haber votado Apruebo en el plebiscito de entrada. La soberbia fue lo suyo.Mediante un relato persistente y cargado de simbolismos, considerados necesarios e imprescindibles para instalar las nuevas concepciones, la Convención despreció una y otra vez la discusión profunda y reflexiva y los aprendizajes institucionales centenarios. Banalizaron y "emocionalizaron" la República, de la mano del ímpetu refundacional. Aquel dibujo, en que el convencional Bassa (vicepresidente de la Convención) junto a Elisa Loncon (presidenta de la instancia) veneran la toma del monumento de Baquedano, bajo un cielo enardecido fruto de una ciudad incendiada por la violencia y la destrucción del patrimonio público, y coronado por una bandera que identificaría al pueblo mapuche, es el mejor símbolo de lo que la Convención intentó: desdibujar bruscamente a Chile.Por eso hoy tan solo un 12% de las personas se identifican plenamente con su trabajo. Llamo la atención, no obstante, de que no se trata de un porcentaje demasiado bajo, de manera que es un fenómeno al que no hay que dejar de prestarle atención. Pero prestarle atención no significa acomodarnos a esa realidad, como...

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