El duelo de una 'pantera'
Daniela se asustó y, sin poder controlarlo, comenzó a llorar.
Lo que vino después es un recuerdo borroso. Sabe que se le acercó gente. Que le dijeron que su papá ya estaba consciente. Que había sido un desmayado, probablemente por el sol, que se lo llevarían a la clínica. Ella, entonces, se tranquilizó y continuó el partido. Pero ya no estaba enfocada, y cuando el juego recién se reanudaba la jueza general del torneo entró a la cancha y le dijo a Daniela que la necesitaban urgente en la clínica. Daniela no sabía qué hacer, su entrenador la subió a su auto y la llevó. En el trayecto iba con la ilusión de encontrar a su padre vivo, pero cuando llegó entendió lo que había pasado solo con ver las caras de sus dos hermanos y de su mamá. No tuvieron que decirle nada.
-Más tarde mi hermano, que estaba en la tribuna con mi papá, me contó que él había fallecido ahí mismo.
Al otro lado del teléfono, desde Túnez donde estuvo compitiendo, Daniela Seguel -la tenista femenina número uno de Chile, 240 en el ranking WTA en singles, 183 en dobles, ganadora de dos títulos Challenger, de diez títulos Future, y la primera mujer chilena en los últimos treinta años en clasificar al US Open, agrega:
-Eso me hace pensar que al menos murió haciendo una de las cosas que más le gustaban a él, que era verme jugar tenis.
Instinto de supervivencia
Los días después de la muerte de Jorge Seguel Yáñez, su padre, fueron ajetreados para Daniela. La tenista de 24 años, conocida en el mundo del tenis como "La pantera", recibió en la casa en la que vive con su familia, en la comuna de San Joaquín, a muchas visitas: familiares, amigos, deportistas, periodistas e incluso al dirigente de Colo Colo Aníbal Mosa, quien en los últimos años ha apoyado económicamente desde el club la carrera de Daniela, ya que ella y su padre eran fanáticos del equipo.
Pero a pesar de todo el revuelo que había, Daniela sentía como si su mente estuviera en otro lugar.
-La compañía ayuda un montón y estoy muy agradecida, pero había días en que me costaba hasta sonreír. La primera semana no dormía nada en la noche, me daba miedo soñar con mi papá; de hecho, todavía no sueño con él. En el día me lo dormía todo, me levantaba de la cama y me pasaba después al sillón -cuenta Daniela.
Fueron tres semanas en que casi no salió de su casa. Solo lo hizo para dos partidos de Colo Colo: uno en que le hicieron un homenaje a su padre con un minuto de silencio y otra vez para la final de la Copa Chile en el Estadio Nacional. Pero antes de que se cumpliera un mes de la muerte de su padre, Daniela decidió volver a jugar tenis.
-Dije voy a seguir jugando por él. Después de todo lo que él se esforzó por mi carrera, de todo lo que luchó por mí, no podía abandonarlo.
La recibió su entrenador de hace dos años, Aldo Álvarez, quien la entrena en la Academia de Tenis...
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