'Me duele ver niños sin sueños ni expectativas' - 22 de Abril de 2023 - El Mercurio - Noticias - VLEX 929394931

'Me duele ver niños sin sueños ni expectativas'

Es un viernes de abril . Los restos de cuatro vehículos quemados coronan el ingreso a este camino de ripio por el que maneja Emilia Coñumil (48), rumbo a la comunidad Coñomil-Epuleo, del lof Collico, en la comuna de Ercilla. Ahí vive junto a su madre de más de 90 años y dos de sus cuatro hermanas. El camino es empinado, lleno de baches. "Imagínese en invierno", dice Emilia. "Por aquí se tienen que ir los niños al colegio". De pronto un claro se abre. "Allá vivía Camilo Catrillanca", comenta Emilia, apuntando hacia las plantaciones de avena y trigo de Temucuicui.En el interior de su casa, que antes fue una ruca, está su madre, María Quiñimil, su sobrina Cristina Coñumil y sus hermanas mayores Rosa, Clara y María. Del techo cuelgan trenzas de ajíes y cebollas, mientras una olla con castañas hierve sobre la cocina a leña. Un televisor encendido muestra imágenes del velatorio del cabo Daniel Palma. La bucólica vida familiar de Emilia, en esta reducción mapuche clavada entre cerros, contrasta con la historia que ha podido construir: se trata de la primera mujer y persona de origen mapuche en tener un cargo político en la comuna, la primera mujer lonko de su comunidad, tras la muerte de su padre en 2022, el lonko Carlos Coñumil, y además es la primera profesional de la familia, profesora del colegio San Francisco de Asís, de Ercilla.Hoy Emilia está en su segundo periodo como concejal. La primera vez lo hizo como independiente, apoyada por el Partido Socialista, y ahora como militante del partido Federación Regionalista Verde Social. Sin embargo, no quiere continuar en política. Su idea, dice, es enfocarse en los fenómenos que percibe entre los jóvenes, marcados, según ella, por la estigmatización de la comuna: la deserción escolar, el consumo de drogas y el delito.-Hace poco le pregunté a unos niños de séptimo hasta qué curso querían llegar -relata Emilia-. "No sé, yo cacho que hasta octavo", me decían. Hay un desencanto. Muy poca motivación. Como que no se sienten capaces de romper el estigma y ver que hay otras vidas posibles.Puertas abajoEl destino para las mujeres como Emilia parecía estar escrito. Por eso años, dice ella, sentada en una banca afuera de su casa, no había más salida que trabajar como asesora del hogar en Temuco o Santiago. Aún recuerda las voces de personas que la pedían a su madre cuando salían juntas a vender porotos a Victoria o Temuco.-"Que cumpla un año más y se viene a trabajar acá a la casa. Nosotros le damos comida", le decían a mi mamá. Y a mí me daba rabia. Yo no quería eso, pero tampoco sabía cómo salir de ahí. No tenía las...

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