La dramática historia que revivieron los dueños de la juguetería asaltada
Lo dice Katia Salazar Marchant. Es la dueña, junto a sus tres hijos, de la distribuidora de juguetes y ropa deportiva ubicada en Erasmo Escala, en pleno centro de Santiago, en donde el 18 de diciembre ocurrió algo que la llevó a revivir el episodio más trágico de su vida.
Las circunstancias fueron similares y el resultado es como si el destino la hubiera unido a Jeannette Frez, la esposa del detective que ese 18 de diciembre estaba en la comercializadora comprando juguetes cuando irrumpieron los delincuentes y su marido los enfrentó entregando su propia vida en ese acto.
Katia tiene hoy 58 años y, después de lo ocurrido días antes de la Navidad, se ha quedado en casa de su hija para cuidar a los nietos mientras ella va a trabajar a la juguetería. Intentamos entrevistarla, pero es terminante cuando dice que "por ahora, no. Estoy descansando un poquito...".
Buscamos en las páginas de los diarios de la época y allí estaba la noticia: "Asaltantes acribillaron a tiros a comerciante en Pedro Aguirre Cerda".
Sacó una pistola para defender el sustento familiar
Fue el 30 de noviembre cuando en la calle Andén, de la comuna de Pedro Aguirre Cerda, una banda de unos siete delincuentes especialistas en quitadas de droga irrumpieron en el negocio del marido de Katia, Luis Alberto Guzmán Coray, de 49 años. Por esos años, la tienda de Guzmán se ubicaba en un ala de su casa. Ahí vendía, junto a su mujer, abarrotes, ropa y otros artículos que adquiría en remates.
A eso de las once de la noche, cuando Guzmán y su señora estaban cerrando el negocio en compañía de uno de sus hijos, tres hombres de la banda de siete entraron buscando dinero. Al ver a los extraños con armas, les dijo que la plata estaba ahí, que se la llevaran. En vista de que los criminales seguían avanzando, sacó una pistola para defender el sustento de su familia y los extraños hicieron sonar las suyas. Guzmán fue golpeado de lleno en la cabeza por uno de, a lo menos, 10 disparos que hizo la banda. Cayó herido ante los ojos bien abiertos de su esposa y el tercero de sus hijos, Jean Paul, entonces de 22 años.
La viuda siguió a cargo del negocio, pero con la ayuda de sus tres hijos (Luis, Laura y Jean), logró sacarlo adelante y al poco tiempo cambiaron de domicilio. Con los años instalaron la comercializadora en una amplia casa de dos pisos en Erasmo Escala, en un barrio semirresidencial. Con las puertas cerradas, no parece una tienda. Adentro venden principalmente ropa deportiva o de wikén...
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