Una dosis de Alberto Montt
La respuesta corta es: Montt, Alberto Montt, es un ilustrador.
Se podría agregar también que tiene 38 años, que es chileno-pero-no, porque habla con acento ecuatoriano. Habría que aclarar entonces que nació en Ecuador, hijo de padre chileno y madre ecuatoriana. Que de chico vivió allá y acá, en el campo, en la selva y en la ciudad, y que a los 26 años se volvió a este país.
La respuesta larga es que Montt también es un éxito web: su blog, Dosis Diarias, donde sube una entrega de humor gráfico al día, es un hit digital con 25 mil visitas por viñeta y seguidores que han traspasado fronteras, desde América a Europa. A fin de mes lanzará Dosis Diarias 3, la tercera versión-libro de su blog, con el que acumulará siete libros propios; sin contar que ha colaborado con ilustraciones en más de 30. Cuando uno ya entrena el ojo para reconocer un Montt, nota que sus dibujos están en el menú de un bar, en la sala de maternidad de una clínica, en el logo de una panadería.
En resumen: Montt es un tipo que ya puede dormir tranquilo, porque ya logró un sueño: publicar en la editorial argentina De la Flor, la famosa casa de Quino, Fontanarrosa y Liniers. Un día, el editor Daniel Divinsky llamó a Montt y le dijo:
-Le llevé tus libros a Quino y le encantaron.
Este año lanzó en la Feria del Libro de Buenos Aires ¿Quién es Montt?
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Montt es un hombre casado que nunca quiso ser padre y, hoy, en su departamento antiguo refaccionado, tiene a su hija Laura en brazos, mientras su mujer, Ángeles, diseñadora, recibe a los que traen el pedido del supermercado.
Montt es un hijo de la web, de las inmensas posibilidades que le dio a un hombre que soñó y sueña con vivir del dibujo; pero, a la vez, es un autor dispuesto a eliminar la posibilidad de que sus lectores comenten sus chistes. De hecho, más adelante, dirá, medio en serio, medio en broma:
-Siento que la tolerancia está sobrevalorada.
Montt es un hombre que detrás de dibujos lindos esconde dardos venenosos. Montt hace chistes tontos, chistes tiernos y chistes como éste:
Primer cuadro: un hombre reza. "Señor, dame una prueba para creer en ti. Si en realidad existes mata a todos los que leen esta viñeta".
Segundo cuadro: Silencio.
Tercer cuadro: El hombre mira al lector y dice: "¿Te asustaste? Calma, no va a pasar nada".
Ese es Montt.
Otro chiste de Alberto Montt: Escena uno: "Mira, te conseguí una verdadera almohada de plumas", le dice Dios al diablo, mientras le entrega un cojín. Escena dos. Un ángel llora, hueso y sangre expuestos en su espalda.
Dios, el diablo y toda la fauna celestial son algunas de las obsesiones de Montt que se suelen colar en sus dibujos.
La explicación viene de la juventud: en su infancia ecuatoriana la religión era un tema omnipresente, desde las...
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