Dos periodistas en apuros - 24 de Septiembre de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 693608533

Dos periodistas en apuros

La idea en principio es magnífica. Esos comunicadores profesionales quizá no sepan mucho de economía, RR.EE. y otras menudencias, pero su presencia debería fortalecer la democracia. ¿Quién entiende mejor que un periodista la necesidad de someterse al escrutinio?

He aquí, sin embargo, que nuestros dos periodistas se pusieron cortos de genio y bastante selectivos a la hora de dejarse entrevistar. El primero en darnos mal ejemplo fue, como siempre, Alejandro Guillier. No ha habido forma de convencerlo para que asista a "Tolerancia Cero": su propio programa televisivo, allí donde, con voz parsimoniosa y cara de sabio, nos enseñaba semanalmente acerca de lo bueno y lo malo. Parece que no está dispuesto a recibir las ironías de Villegas y las preguntas desagradables de los demás panelistas. Es comprensible, a nadie le gusta ser acribillado ante las cámaras. Pero, en el caso de Guillier, esa explicación, que para el resto de nosotros sería perfecta, resulta improcedente. La presencia en esas instancias es lo mínimo que cabe esperar de un candidato presidencial, en especial si es un periodista que ha denunciado ser objeto de un "cerco mediático".

Todavía más absurdo es el episodio de Beatriz, que se niega a asistir a un programa televisivo porque en él participa "un ministro de la dictadura". Me imagino que por la misma razón no fuma puros cubanos ni usa productos chinos o petróleo de Venezuela.

Resulta curiosa esa negativa. Para cualquier político, esa sería una espléndida ocasión de decirle a la cara todo lo que piensa del malvado entrevistador. Tendríamos una nueva versión del "dedo de Lagos". Pero ella no busca la fama a cualquier precio ni tiene esas viejas costumbres políticas. Ella es de otro mundo.

Además, todos saben que Beatriz posee un elevado sentido de la moralidad (como se vio en el episodio Mayol). La candidata no se junta con cualquiera. Por eso, su negativa a asistir al programa se funda en razones éticas, lo que la sitúa incluso por encima de Sebastián Depolo (coordinador de la campaña de Sánchez), de Giorgio Jackson y de Miguel Crispi, uno de los fundadores de Revolución Democrática, porque ninguno de esos renovadores de la política tuvo dificultades en sentarse en el infausto programa.

Lamentablemente, como en Chile estamos llenos de mal pensados, somos muchos los que...

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