Dos dramaturgas que merecen un homenaje - 5 de Abril de 2019 - El Mercurio - Noticias - VLEX 775317849

Dos dramaturgas que merecen un homenaje

EN UNA ENTREVISTA DE 1967, TRAS EL ESTRENO DE SU QUINTO MONTAJE, "Pan Caliente", en el Teatro de la Universidad de Chile, le preguntaron a la dramaturga María Asunción Requena en qué momentos del día escribía.Ella respondió: "Después de las siete de la tarde, luego de salir del trabajo".Ese mismo año, Gabriela Roepke, también dramaturga, estaba haciendo clases de actuación en la Universidad de Kansas, Estados Unidos. Antes, ya había ejercido la docencia en la escuela de música Julianne School y en el Philadephia College of Performing and Art, y dos de sus obras habían sido montadas por estudiantes de teatro en Nueva York.Ambas eran parte de la llamada "generación de los 50", formada al alero de cambios sociales vertiginosos, gobiernos radicales y una naciente burguesía. En ese contexto, ellas eran dos voces femeninas que destacaban en un panorama teatral de absoluto dominio masculino, junto a Isidora Aguirre, quien a comienzos de los 60 pasó a ser parte de la memoria colectiva de Chile gracias a "La pérgola de las flores".Sin embargo, María Asunción y Gabriela no corrieron la misma suerte que Isidora: sus trabajos quedaron invisibilizados con el paso de los años.-Quizá no tuvieron las alianzas artísticas que Isidora sí estableció con Manuel Rojas, Eugenio Guzmán, Andrés Pérez y más personas. Tengo la impresión de que tanto Requena como Roepke fueron autoras más solitarias -cree la escritora y crítica teatral de Wikén, Andrea Jeftanovic.María Asunción Requena era conocida por su bajo perfil. Nacida en Punta Arenas, en 1911, siempre quiso viajar a Santiago para desarrollar una carrera como dramaturga. Su vida dio un giro radical cuando tomó la decisión de separarse de su primer esposo, Miguel Córdova, para vivir en la capital y estrenar sus montajes. Su carrera en el teatro la hizo en paralelo a su trabajo como dentista y la crianza de sus tres hijos, Rodrigo, Miguel y María Asunción, también conocida como "Nena".-Ella era una mujer tímida y odiaba las confrontaciones, razón por la que su matrimonio con mi padre terminó en divorcio. Muy rara vez la oí levantar la voz -cuenta Nena Córdova desde Estados Unidos, donde ha desarrollado una carrera como dentista desde 1986.-Mi recuerdo más vivo es escuchar entre sueños el tecleo de la máquina de escribir hasta altas horas de la noche, y música de Chopin. Esto, después de meses de investigación sobre la época y lugares donde se desarrollaban sus obras, y de escucharla hablar sobre sus...

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