Las dos caras de un futbolista - 26 de Diciembre de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 590510122

Las dos caras de un futbolista

En noviembre de 2014, Ortega le dijo a Hernández que transportaría una carga de 18 mil kilos de sacos de dormir desde San Antonio a Santiago. Se pusieron de acuerdo y ese día, a la altura de Talagante, simularon el robo. Ortega acudió luego a una comisaría de Pudahuel para hacer la denuncia.

Por ese engaño, Samuel Ortega recibió 500 mil pesos.

El problema vino después: cuando en enero pasado Hernández lo llamó diciéndole que la mercancía no era suficientemente buena. El tipo le exigía a Ortega que le devolviera la plata. Pero Ortega no podía: ya no tenía el dinero. Así que en mayo le propuso otro autorrobo: el 11 de ese mes trasladaría un container con 20 mil kilos de nueces de exportación, una carga que tenía un valor de 68 millones de pesos.

Hernández aceptó.

Ahí partió todo.

En la cancha de tierra dura detrás de la calle Jalisco, en Lo Espejo, a Michael Ríos, nacido en 1984, le decían Michel. Y así sigue siendo como todos lo conocen en su barrio de la población José María Caro. Su fama partió en esa cancha a los 10 años, cuando aprendió que los goles podían convertirse en pesos. Porque los profesores de su categoría infantil en el Varsovia, su club de barrio, le prometían plata por cada tanto que marcara.

A los 12, Ríos pasó la prueba de selección para las divisiones menores de Palestino, en La Cisterna. Era al único club profesional al que podía llegar caminando en 20 minutos. De esas tardes entrenando, Ríos recuerda sensaciones simples: lo bien que se sentía correr sobre el pasto, lo atrapado que se sentía yendo a clases en el colegio de la esquina. Por eso le dolió que lo cortaran al año.

-Cuando con mi mamá supimos que no iba a quedar, me acuerdo de que me puse a llorar -recuerda Ríos-. Pero mi madre era la que estaba más dolida.

Antes de las nueces, hubo otra cosa: un narco secuestrado en marzo por dos carabineros y un civil. Ese era el delito que la Fiscalía de Los Andes investigaba. En su declaración del 20 de octubre pasado, el capitán de Carabineros de Quillota, Pablo Olivares, dice que un amigo tenía un primo narco que estaba planificando un secuestro simulado para quedarse con droga y dinero de un socio boliviano. Por realizar este secuestro, a Olivares le ofrecieron 8 millones de pesos. El encargo lo hizo con otro carabinero y con un amigo kinesiólogo, Juan José Marín. De acuerdo al plan, tomaron al narco en La Granja y lo pasearon por Santiago, hasta que recibió un rescate parcial de 4 millones de pesos. Olivares no lo sabía, pero la fiscalía escuchaba sus conversaciones. Así llegaron a las nueces.

En la fiscalía, el capitán Olivares también declaró que era amigo de Michael Ríos. Y que pocos días antes del robo de las nueces, el futbolista lo llamó para decirle que un conocido, de nombre Andrés (Hernández), que vivía en Lo Espejo, necesitaba un camión. Olivares le dijo que se lo conseguiría con un amigo que tenían en común: el kinesiólogo Juan José Marín. El carabinero también se contactó con Hernández. Fue a su casa y ahí supo de qué se trataba: había un camionero que iba a dar por perdida su carga, fingiendo un robo. Entonces necesitaban un camión para llevarse el container. Andrés Hernández, declaró Olivares, tenía todo planificado.

Michael Ríos se guardaba las cosas. Las penas, las decepciones. Toda la incertidumbre que le producía no encontrar un club que lo quisiera.

-Yo creo que por eso el Michel tiene una enfermedad que es la soriasis -dice su madre, Gloria Ripoll-. Le salió a los 15 años. El médico me dijo que era del sistema nervioso. El Michel estaba con todo el estrés de la pelota en esos años. Y el doctor me dijo: ahí está. Él no cuenta, no expresa. Por eso el sistema nervioso le reacciona.

La soriasis es una enfermedad no contagiosa que produce lesiones escamosas en la piel.

-Como lolo, le...

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