Donald Trump cumple un año con un país roto - 7 de Noviembre de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 696164261

Donald Trump cumple un año con un país roto

En el centro de Fredericksburg, frente a un restaurante en el que se pide a la clientela que no entre con armas de fuego, hay una pequeña piedra redonda con una placa que fue instalada en 1984, y que dice: "Principal lugar de subastas de esclavos y propiedades de Fredericksburg en los días previos a la Guerra Civil". A diez minutos caminando de allí está el inmaculado Cementerio de los Soldados de la Confederación, en el que yacen los cuerpos "de 3.553 hombres" que murieron tratando de que sus estados se separaran de EE.UU. Aunque sea debatible si la Guerra de Secesión de EE.UU. es la primera guerra total, sí es la única de la historia que se produjo para mantener lo que entonces se llamaba "la institución peculiar". O sea, la esclavitud.

Los monumentos de Fredericksburg llevan años en la calle. Hasta ahora. Estas conmemoraciones de la esclavitud se han convertido en el eje de las elecciones que celebra el estado hoy y en las que va a elegir, entre otros, el cargo de gobernador, y en la mejor representación de cómo está EE.UU. un año después de la victoria electoral de Donald Trump.

Las de Virginia son unas elecciones que resumen la situación política de EE.UU. mucho mejor que cualquier documento, análisis demoscópico o artículo de opinión. En una reciente entrevista con El Mundo, el escritor indio-británico-estadounidense Salman Rushdie dijo que "Estados Unidos es un país muy roto". Lo es, entre otras cosas, porque la única forma de ganar unas elecciones es fragmentando a los votantes.

Para ver cómo de roto está EE.UU., hay que prestar atención a cuatro nombres en las elecciones de Virginia: Terry McAuliffe, Ed Gillespie, Ken Cucchinelli y Ralph Northam. Y, de personajes secundarios -por una vez, al menos-, George Bush padre e hijo, Bill y Hillary Clinton, y Barack Obama.

Terry McAuliffe es el gobernador saliente. Un hombre de Clinton al 100%. Una máquina de recaudar dinero. Un hombre de centro, para el que las dos cosas más importantes son el poder y la lealtad a Bill Clinton -y, por extensión, a Hillary, pero menos-. Y un arrogante. En toda la controversia de los monumentos confederados que literalmente alfombran Virginia McAuliffe ha dicho una cosa y la contraria. En junio de 2015, después de que un racista blanco asesinara a 9 parroquianos negros en una iglesia en el vecino estado de Carolina del Sur, prohibió que las matrículas de los coches pudieran llevar la bandera confederada u otros signos de los rebeldes, pero también dijo...

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