Las dolorosas memorias de una estrella juvenil - 11 de Marzo de 2023 - El Mercurio - Noticias - VLEX 924565639

Las dolorosas memorias de una estrella juvenil

Me acostumbré rápido a la restricción de calorías y se me da bastante bien. Estoy desesperada por impresionar a mamá. Dice que ella es una gran maestra porque lleva mucho tiempo restringiendo las calorías.-Una vez, de niña, cuando me estaba durmiendo, oí a mi madre y a mi padre hablar en la otra habitación. Decían que mi hermano podía comer cualquier cosa y su metabolismo lo eliminaba enseguida, pero que todo lo que yo comía se convertía en grasa. Aquellas palabras me afectaron mucho, en serio. Desde entonces me he estado limitando.Ahora que lo pienso, me doy cuenta de que es evidente que mamá se está limitando. Solo desayuna té caliente por las mañanas, sin nada dentro, y cena un plato de verduras al vapor, sin nada encima. Rara vez la veo almorzar, y si lo hace, es una ensalada sin aderezo o la mitad de una barrita de granola con trocitos de chocolate. Estoy en buenas manos.Empiezo a encoger cada semana, a partir de que mamá y yo nos juntamos para contar las calorías cada noche y planificar la comida del día siguiente. Restringimos mi dieta a mil calorías diarias, pero tengo la brillante idea de que si solo me como la mitad de la comida, estaré ingiriendo solo la mitad de calorías, lo que significa que podré encoger el doble de rápido. Muestro con orgullo mis raciones a medio comer a mamá después de cada comida. Está encantada. Cada domingo me pesa y me mide los muslos con una cinta métrica. Al cabo de unas semanas de dieta, me proporciona una pila de libros de alimentación que leo en un santiamén. Aprendo la importancia de comer frutas y verduras ricas en agua, como la jícama y la sandía. Aprendo lo útiles que son la cayena y el chile para acelerar el metabolismo. Aprendo que el café es un supresor del apetito, así que empiezo a beber descafeinado (solo) con mamá. Tomar café en cualquier forma va técnicamente en contra de las reglas de nuestra iglesia.-Bueno, es descafeinado, así que estoy segura de que Dios hará una excepción -dice mamá, y yo asiento como si estuviera de acuerdo, aunque estoy bastante segura de que el Dios que yo he estudiado no hace excepciones.Cuanto más delgada estoy, más estricta me pongo con lo que ingiero, porque parece que mi cuerpo intenta retener todo lo que como.Me doy cuenta de que la mayoría de los alimentos me añaden un poco de peso corporal, cuatro décimas de kilo más o menos. Lo sé porque me peso cinco veces al día. El cinco es mi número de la suerte, así que esta cantidad de pesajes diarios me parece...

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