El doctor de los Trans
-Doctor, anoche tuve una visión medio religiosa. Vi a alguien que me decía que usted iba a solucionar mi gran problema: tengo un hijo que es diferente y no se qué hacer.
-Tráigalo -le dijo Mac Millan, intrigado.
A las semanas, la mujer regresó a la consulta, pero no venía con un hijo. Junto a ella, caminaba una hija. "Una mujer en apariencia perfecta", recuerda hoy Mac Millan. "Hasta que ella se sacó la ropa".
Guillermo Mac Millan ha pasado los últimos 40 años de su vida haciendo operaciones de cambio de sexo, o como él prefiere decir: "Cirugía de genitoplastía feminizante, en el caso de hombres; o masculinizante en el caso de las mujeres, en paciente o persona transexual".
-Yo nunca he hablado de cambio de sexo, porque el sexo está en el cerebro de la persona. Los primeros años de vida, el sexo no se puede cambiar ni con cirugía, ni con hormonas, ni con psicoterapia. Porque si se pudiera, eso es lo que haríamos.
Mac Millan ha operado de manera particular, pero también se ha empeñado por cuatro décadas en hacerlo en el servicio público, a costo cero para los pacientes de menores recursos, a pesar de que no existe codificación Fonasa para esa operación: lo ha hecho utilizando códigos equivalentes. En su intento, ha sembrado un buen recuerdo entre la comunidad trans de toda Sudamérica, pero también ha generado polémica.
-Muchas veces sentí un rechazo muy fuerte, incluso dentro de mis propios colegas -dice.
Perla Yunge, quien ha trabajado junto al doctor Mac Millan desde los 70, estaba en el turno que recibió el ingreso de esa primera paciente trans que venía con su madre. Perla era una estudiante de quinto año de medicina de la Universidad de Valparaíso y nunca antes había visto algo así.
Hoy recuerda:
-Cuando llegó, partí atendiendo a una mujer muy femenina, que tenía un pelo rubio como el de Farrah Fawcett. La encontré cuando ya estaba en la camilla, y fue muy impresionante cuando se desvistió. Yo jamás había visto una mujer así. En la universidad no nos enseñaban esas cosas.
Mac Millan:
-Mandamos a la paciente al psiquiatra y ahí dijeron que era transexual y que valía la pena operarla. Nunca preguntamos si era legal, ni pensamos si iba a poder cambiar sus documentos. Estábamos haciendo algo que correspondía hacer.
Omar Jara, jefe de servicio urología del hospital Van Buren entre 1970 y 1985, fue uno de los que le dio el vamos a esa operación.
-Al principio nos pareció bien. De hecho, yo operé varios, pero no quise seguir porque eran pacientes muy conflictivos. Y, además, era solo una intervención más -dice Jara, quien hoy ya está retirado de la medicina.
Mac Millan cuenta que cuando vio a esa primera paciente, él solo tenía nociones de que las operaciones de cambio de sexo se estaban haciendo en el mundo. Pero no era especialista en el tema ni tenía experiencia.
-Yo conocía el caso de la Coccineli, una vedette italiana que se había operado en Casablanca, Marruecos. Y también sabía de un aviador inglés que había peleado en la guerra, se había casado, tenido hijos y que luego se había operado. Su caso no era el que más me acomodaba. A él se le llama el transexual secundario. Nunca me he sentido cómodo con eso. Me gusta el transexual primario -dice.
-Tenía prejuicios usted.
-Sí, claro. Yo soy prejuicioso, y porque lo soy es que entiendo el prejuicio de los demás.
-Entonces, ¿por qué decidió operar a ese primer paciente?
-Lo tomé como un desafío quirúrgico. Todos los cirujanos jóvenes parten haciendo las cosas porque se gratifican con lo que hacen. Pero cuando uno madura...
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