¿Docencia sin pasión? - 19 de Mayo de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 720857213

¿Docencia sin pasión?

Hice docencia universitaria durante más de 20 años, por largos períodos de un modo tan intensivo como lo es realizar cinco cursos simultáneos o más. Creo que el entusiasmo por enseñar lo empecé a perder, sin embargo, no tanto por cansancio físico y mental, sino a partir del momento en que la docencia se fue convirtiendo, cada vez más rápidamente, en una actividad mecánica, desangelada, sin intercambio real, sujeta a un protocolo rígido, vigilada, tecnificada al máximo.

La institución universitaria -a la que debemos concederle un carácter reflexivo- desde hace muchos años viene tomando conciencia de esta crisis que, por cierto, no solo me afectó a mí, y ha creído que la mejor forma de resolverla es promover la sustitución de la clase "magistral" por una clase "participativa". Ese empeño, en el cual se han gastado ingentes recursos, pensamiento y tiempo, fracasó rotundamente. La clase "participativa", multilateral, con todos sus tips y guiños metodológicos, no ha calado en la hondura del vacío que se viene estableciendo entre el profesor y el alumno.

Massimo Recalcati, un lúcido psiquiatra y pensador italiano contemporáneo, piensa -y no puedo estar sino de acuerdo con él- que ese vacío es un vacío de una emoción fuerte que debe empapar la relación entre los alumnos y su profesor. La docencia funciona solo cuando hay una pasión mutua que los envuelve y eso ha sido así desde los orígenes de la institución escolar. Es necesaria, para decirlo francamente, una erótica de la enseñanza. El proceso de...

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