Doce metros bajo EL MAR DE QUINTAY - 31 de Enero de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 592703034

Doce metros bajo EL MAR DE QUINTAY

Son algas, pero parece un bosque de palmeras balanceándose en cámara lenta. Sus largos brazos se acercan casi hasta rozarnos, pero se contraen justo antes de entrar en contacto. Hay también grandes rocas manchadas con tonos lilas, donde se encuentran esponjas y estrellas de mar, blancas y rosadas. Se pueden ver de cerca, se pueden tocar. Y si aguza la vista, se pueden encontrar diminutas plantas de un naranjo intenso.

Si ve todo eso, significa que ya está 12 metros bajo la superficie del mar.

De esto se trata un bautismo submarino: una experiencia para quienes quieren probar por primera vez qué se siente bucear. Una opción abierta a cualquiera, porque casi no tiene requisitos salvo ser mayor de diez años y no sufrir enfermedades auditiva o respiratoria (si está resfriado, mejor dejarlo para otro momento). Y como es para primerizos, acá hay un instructor acompañando a cada persona: no se aparta ni un segundo y se encarga de todo, desde cómo regular el aire que uno respira hasta de encontrar las especies más atractivas en la ruta, mientras el debutante solo tiene que relajarse y disfrutar durante la media hora que dura la travesía frente a la costa de Quintay.

Eso es lo que hacemos ahora. Con la máscara protegiendo los ojos y respirando por la boca a través de un regulador (puede sonar complejo o incómodo, pero luego de un par de segundos se vuelve casi natural), enfundados en un traje de agua negro que permite aislarse del frío del mar, flotamos en esta zona de visibilidad alta (aunque esto no es el Caribe, claro).

Son las 13 horas cuando partimos y al poco rato, unos peces pequeños y verdosos se cruzan en el camino. Se llaman castañetas y son del color de la piel de un cocodrilo. Aparece también un blanquillo (cuyo color explica el nombre), mediano y algo gordo, que se mueve como una sombra angelical. El recorrido de pronto es interrumpido por un cardumen de jureles -más de veinte ejemplares- que, vistos desde este lugar, parecen casi transparentes con sus ojos saltones, muy blancos, que nos miran fijo. Es como un grupo de nado sincronizado que sigue alguna melodía clásica. Con la misma plasticidad pasan de largo y se pierden de vista.

PASO 2: Hacia el naufragio

Lo que hace especialmente atractivo este bautismo es la historia que guardan las aguas de Quintay: nuestra ruta incluye recorrer restos de lo que fue un antiguo barco de vapor de la flota Indus, que se dedicaba a la caza de ballenas. El mar frente a esta costa fue alguna vez...

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