Las distintas maneras de ser diaguita - 20 de Noviembre de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 653550677

Las distintas maneras de ser diaguita

Son palabras de José Berenguer, curador jefe del Museo Chileno de Arte Precolombino, a propósito de la muestra "El arte de ser Diaguita", que se abrirá en este inmueble colonial de la calle Bandera el próximo 30 de noviembre, con el apoyo de la Minera Escondida, operada por BHP Billiton.

En el material de apoyo que ha preparado cuidadosamente el museo para entregar al visitante, se consigna que la cultura diaguita chilena se desarrolló en el Norte Chico en los fértiles valles de los ríos Huasco, Elqui, Limarí y Choapa. Sus raíces son diversas y pueden rastrearse hasta el siglo X d.C. Fue una sociedad que se asentó principalmente en los valles, con una rica economía agrícola y ganadera, una alfarería de alta calidad y una notable expresividad artística que llegó a su apogeo entre 1300 y 1400 d.C., durante la llamada fase "Diaguita Clásica". Hacia 1470 d.C., los miembros de esta sociedad fueron incorporados al Imperio Incaico y, como aliados estratégicos de los incas, avanzaron hacia el norte y sur de su territorio natal, así como hacia zonas trasandinas.

Carlos Aldunate, director del Museo Chileno de Arte Precolombino, comenta que en muchas ocasiones "el proceso de conquista no fue realizado por los propios incas, sino que estos últimos utilizaron a otros pueblos para conseguir su objetivo. Los incas usaron a los diaguitas para expandir su imperio hacia la zona central de Chile y para llegar a la Argentina".

José Berenguer se explaya sobre los alcances de este episodio histórico. "Los incas, en muchos lugares de América, seleccionaron determinadas culturas, de alguna manera tenían sus favoritos. Pasó en el norte del Ecuador con los cañaris, en la zona de Bolivia con los collas y aquí se fascinaron, se 'volaron', con la cerámica diaguita. Era de tal calidad, que optaron por una fusión entre las técnicas, el colorido y la manufactura de la cerámica diaguita preincaica, con su cerámica. Hicieron una muy buena mezcla. ¿Por qué? Una de las cosas interesantes que surgió en la preparación de esta exposición es que curiosamente los diaguitas, antes de la llegada de los incas aproximadamente en el 1400 d.C., revelaron un interés por un pequeño halcón propio del Norte Chico y pintaron las caras de las figuras de los jarros-pato con un antifaz muy similar al de esta ave que se conoce como cernícalo chileno. Sucede que para los incas el ave real es el halcón peregrino peruano (wamán). Esa puede ser una especulación: problamente esa afinidad entre ambas culturas puede haber sido porque las dos tuvieron elementos heráldicos comunes".

Para Gabriel Cobos Contreras, ex director del Museo Arqueológico de La Serena, a la llegada de los españoles los diaguitas...

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