El diseñador incansable
La luz del mediodía ilumina las vitrinas de la boutique Click en Vitacura. En un rincón del hall de entrada, escondida bajo un sillón de estilo francés, entre espejos y colgadores saturados de vestidos de noche y chaquetas de corte impecable, una pequeña perrita mira la puerta. Un hombre correctamente vestido de un traje azul marino, camisa celeste de cuello almidonado y colleras relucientes, se acerca a ella y la mira con ternura.
-Se llama Sofía, es la mascota de mi sobrina Katti, quien trabaja aquí con nosotros. Desde que murió Osvaldo, la perrita se instala ahí. Él llegaba a esta hora a la tienda y ella lo recibía. Osvaldo se sentaba, le hacía cariño y le daba de comer. Cuando él murió estuvo un mes acurrucada ahí. Ahora sigue haciéndolo. Es como si estuviera esperándolo.
La voz del diseñador Rómulo Lizana resuena lejana, pero trasmite tranquilidad y reflexión. Hace un año, el 15 marzo de 2017, murió Osvaldo Mendiburu, su socio y el hombre con quien en 1970 inició la etiqueta de moda Click. Una marca emblemática de la costura local, que ha vestido a varias generaciones de mujeres y que se caracteriza por prendas de corte clásico y confección a la vieja usanza: cada una de sus prendas -desde los vestidos de novia hasta sus famosas chaquetas- se hacen en su propio taller de costureras, con textiles importados y con la misma rigurosidad de las casas de moda europeas de la vieja escuela.
Rómulo Lizana y Click hoy son un símbolo de una época de la moda nacional que gradualmente se ha ido desdibujando. Luego de la partida de otros diseñadores fundacionales como José Cardoch, Laura Rivas o Luciano Brancoli, esta marca mantiene el mismo estilo de trabajo con que partió.
-Supongo que Click representa un estilo de costura que ya prácticamente no se ve. Moda clásica, elegancia, originalidad, confección impecable -dice Rómulo y hace un pausa.
-Osvaldo agregaba la palabra glamour en esa enumeración.
-Por supuesto, glamour, pero no farándula. No hay que confundir.
-¿Cómo ha sido este año para usted?
-Difícil. Especialmente los primeros meses... Claro, ha sido triste, después de que Osvaldo murió todos lo hemos echado de menos. No hay día en que alguien del taller no diga: ?Don Osvaldo hubiera hecho esto así?. Es lógico. Juntos creamos esta marca que ya llevaba casi cincuenta años. Pero hay que seguir. Hay que ser como esos artistas que se suben al escenario después de que les ha pasado lo más tremendo, pero como les gusta lo que hacen, buscan refugio en eso, en el trabajo.
Así lo hizo. Después del funeral de Osvaldo, Rómulo vistió a los maniquíes que adornan las vitrinas de la tienda de negro y cerró...
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