El discurso y la realidad - 22 de Mayo de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 640213821

El discurso y la realidad

No era fácil rendir cuenta de la gestión gubernamental con los índices probablemente más bajos de aprobación ciudadana que registra un mandato presidencial desde el regreso a la democracia, pero era una oportunidad para hacer profundas rectificaciones para cambiar ese estado de cosas, o insistir en la línea de reformas estructurales, desprolijamente ejecutadas, que han marcado estos dos años.

Lo anterior no está resuelto en el mensaje presidencial y parece expresarse en el contraste entre el discurso oficial -con significativas omisiones- y la realidad del vandalismo que se manifestaba en la calle.

Porque hay positivas señales orientadas a restablecer las confianzas y crear un clima favorable al crecimiento. Así se valoran sus definiciones sobre la imposibilidad de mejoramiento social sin crecimiento; la importancia del respeto al derecho de propiedad; la necesidad de asumir con seriedad el desafío del crecimiento económico de manera compenetrada entre el sector público y el sector privado; y el rechazo al populismo. Asimismo, la Mandataria no extendió el marco de las reformas estructurales que ha impulsado su gobierno.

Pero, simultáneamente, la Presidenta expresa: "Si no hacemos los cambios todos juntos y ahora, las tensiones y obstáculos crecerán y frustraremos nuestra oportunidad de progreso". Y esa frase -que reafirma la vocación refundacional del Ejecutivo- es el texto escogido como foco del mensaje en el sitio oficial de la presidencia, manifestando la clara ambigüedad que aqueja al Gobierno.

Lo propio ocurre cuando el discurso presidencial omite toda referencia a La Araucanía, epicentro del desafío más directo que enfrenta el Estado de Derecho en el país. Los episodios de violencia en la zona eran ineludibles en cualquier análisis sobre la seguridad pública durante el año 2015. Esa omisión contrastó aún más nítidamente con el protagonismo que adquirió la violencia callejera que rodeaba a la cuenta pública.

Fue tal la gravedad de los hechos que los canales de televisión se vieron forzados a postergar el tradicional balance de la cuenta pública, para dar paso a la cobertura en directo del vandalismo organizado que desbordaba a la fuerza pública en las afueras del Congreso y que en esta ocasión cobró la vida de un guardia municipal que murió asfixiado en el incendio provocado por manifestantes afanados en saquear un local comercial.

Es claro que el debilitamiento del orden público no se puede confinar a La Araucanía, cual compartimento...

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