Discriminados después del covid - 4 de Julio de 2020 - El Mercurio - Noticias - VLEX 845793075

Discriminados después del covid

César Garrido recibió un mensaje de audio en su WhatsApp: "!Vecinos¡ No vayan a comprar al negocio de arriba. En el callejón Millapán llegaron familiares de Santiago, los que contagiaron a todos en esa casa. Así que lo más seguro es que fueron a comprar al negocio de arriba. En esa casa están todos contaminados".Garrido -40 años, guardia de seguridad- confiesa que se quedó sin palabras, pensando largo rato en cómo reaccionar. El mensaje se lo había reenviado un primo, al que también se lo compartieron. No sabía quién grabó el audio y divulgó esa información, pero era claro que allí se estaba hablando de su familia: ellos eran los que habían viajado desde Santiago y la casa donde "están todos contaminados", era el lugar donde pasaban la cuarentena, tras contagiarse de coronavirus.-Desde ese día empezó nuestro infierno y terminó cuando nos fuimos. Nunca había sido discriminado y no imaginé que viviría una situación así, menos después de recuperarnos del virus. Ese WhatsApp fue el inicio de todo lo que vino después -cuenta Garrido.El jueves 14 de mayo, su familia -compuesto por su esposa Lidia Aravena, 40 años; su suegra y sus hijos de 9, 13 y 17- viajó desde su casa, en la comuna de La Granja, hacia Itropulli, un sector rural a casi 10 kilómetros de Paillaco, en la Región de Los Ríos. Hasta esa fecha, en Paillaco había un solo confirmado de covid-19. Hoy son 29, sin personas fallecidas, según informes epidemiológicos del Ministerio de Salud.Explica que viajaron al sur para ayudar al abuelo de Lidia, un hombre de 87 años que necesitaba cuidados y compañía. Recién había salido del hospital por un cáncer pulmonar y a la próstata. Lidia Aravena y su madre, a pesar de vivir hace años en Santiago, estaban entusiasmadas con la idea de regresar al lugar donde habían sido criadas. Pero creen que fue en el trayecto en bus, que duró cerca de 15 horas, donde tal vez se contagiaron con el virus. Lidia asegura que sacaron todos los permisos para trasladarse a otra región y que estuvieron protegidos con mascarillas en todo momento. Excepto cuando comieron y cuando tomaron bebida.Al llegar al terminal de Itropulli, un radiotaxi los trasladó a la casa del abuelo de Lidia Aravena. Aseguran que no salieron en seis días, hasta que dos de los tres niños presentaron algunos síntomas del virus. La familia completa se hizo el test y esa misma tarde les confirmaron el contagio. César Garrido dice que lo primero que hizo fue llamar al taxista que los movilizó al principio e informó a la empresa de buses. Lidia también les avisó a sus familiares que vivían en el mismo pueblo.Al poco tiempo, encerrados en la casa, en el callejón Millapán, vivieron la primera situación de discriminación. Cuando se terminó toda la comida que alcanzaron a comprar, le pidieron a una vecina -que tiene un local en el mismo callejón- que les dejara frutas y verduras en la entrada, a unos 30 metros de la puerta de la casa. A su vez, explica César Garrido, ellos le entregaban el dinero en una bolsa desinfectada. Pero tras la difusión del audio de WhatsApp, ella dejó de llevarles comida.Garrido cuenta que realizó los 14 días de cuarentena, pero por seguridad la extendieron una semana más. El día 24 de su aislamiento, Garrido y su esposa salieron de la casa para comprar leche. Llamaron un radiotaxi, pero al dar la dirección del callejón Millapán, se negaron a trasladarlos. "Dijeron que no nos iban a ir a buscar, porque estuvimos contagiados", cuenta Garrido. Para movilizarse, el matrimonio recuerda que tenían que caminar hasta un colegio, a un kilómetro de la...

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