Diplomacia y cinismo - 28 de Agosto de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 647716041

Diplomacia y cinismo

En Irán -según informes de Amnistía Internacional-, las mujeres carecen de acceso a métodos anticonceptivos, existe el matrimonio forzado y temprano, no se castiga la violación conyugal y se lapida a las adúlteras; gays y lesbianas son ahorcados en la plaza pública; los ladrones son amputados; algunas minorías religiosas son castigadas por el delito de "propagar la corrupción en la tierra"; las autoridades bloquean Facebook, Twitter y otras redes; las minorías étnicas -las comunidades árabe ahwazí, turca azerbaiyana, baluchi, kurda y turcomana- son gravemente discriminadas, y el gobierno se ha negado a suscribir -era que no- la convención contra la tortura y la convención para eliminar todas las formas de discriminación contra la mujer.

El señor de aspecto pacífico, barba cuidada, educación norteamericana y modales suaves a quien el canciller Muñoz saludaba con amable circunspección, es un representante de esas ideas que acorralan a las mujeres, persiguen a las minorías étnicas, ahorcan a los gays, mutilan a los ladrones y reprimen a los disidentes políticos.

¿Qué puede explicar que Chile haya aceptado el raro honor de recibir a semejante visitante?

La explicación la dio el canciller Muñoz:

"Hay áreas -explicó- donde tenemos diferencias, como en materia de DD.HH. y minorías sexuales, pero justamente la diplomacia es diálogo, es aceptar diferencias y las posibilidades de entenderse".

Aparentemente, la respuesta del canciller es correcta. Recibir al canciller de un país que en materia de sexualidad, género, tortura y pena de muerte tiene costumbres tan distintas a las de Chile puede ser entendido como un acto de tolerancia, una conducta de apertura a una cultura distinta, una forma de aceptar cuán heterogéneo y diverso es el mundo, una contribución, en suma, al entendimiento entre culturas y costumbres distintas, una muestra de elevada civilización, casi una forma de elegante cosmopolitismo.

Todo eso que el canciller insinuó con sus palabras suena bien, pero es una simple falacia.

Porque ocurre que para una democracia liberal los derechos humanos, el respeto a la igualdad de género, a las minorías sexuales y étnicas, la proscripción de la pena de muerte a niños y la condena de la tortura, no son resultado de una costumbre o una peculiaridad cultural de Occidente...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR