Entre Dios y el teatro... - 8 de Octubre de 2023 - El Mercurio - Noticias - VLEX 947212526

Entre Dios y el teatro...

Se van solos, lejos de todos, a vivir a una casa en medio de los acantilados. Una pareja busca la calma, cree incluso que conseguirán algo parecido a la felicidad perdidos en la naturaleza. Pero lo que llega es la inquietud y hasta la pesadilla: aparece un tercero que lo arruina todo. Es el comienzo de "Alguien va a venir", la primera obra de teatro que escribió Jon Fosse. Corría 1993, el escritor noruego tenía 34 años y ya era un novelista y un poeta destacado en su país. Una figura algo esquiva que, entre otras cosas, había rechazado varias propuestas para probar en la dramaturgia. Pero cuando lo hizo, fue como un golpe de electricidad: demoró cinco días en escribir la obra y cuando terminó no hizo ninguna corrección. "Fue la mayor revelación en mi carrera como escritor", contaría alguna vez.Lo que sucedió es que Fosse se transformó en un dramaturgo, quizás en uno de los más importantes de Europa: la obra fue montada en Noruega y luego cruzó las fronteras para estrenarse en varios países del Viejo Continente, mientras él entraba en un ritmo frenético escribiendo hasta dos obras por año. Tenían un sello: si "Alguien va a venir" era una respuesta a "Esperando a Godot", de Samuel Beckett, las que le siguieron profundizaron en una estela perturbadora que atrapaba a todo tipo de relaciones humanas. Relaciones cotidianas que, en la escritura seca, sin puntuaciones y poética de Fosse, se tornaban en el eco de un desasosiego contemporáneo. Quizás fue muy lejos, porque diez años después estaba internado en una clínica para dejar el alcohol."Tuve delirio severo e intoxicación por alcohol", contaría hace tres años Fosse, luego de haber transitado por un cambio radical en su vida: el dramaturgo que había sido, también un hombre que nunca se detenía, viajaba a ver los montajes de sus obras, daba entrevistas, bebía sin control. La crisis terminó conectándolo con un latido espiritual que lo seguía desde joven y se bautizó a la Iglesia Católica. También modificó su método de trabajo: "Mi forma de escribir obras de teatro se trataba de restricción, de lograr concentración e intensidad. Una obra no necesita necesariamente mucho drama exterior, pero sí una fuerte tensión interior para estar cargada. La 'prosa lenta' es la negación de la obra rápida. Escribir la prosa lleva mucho más tiempo que el drama y requiere más paz dentro de mí y en mi vida diaria", contó.Y allá estaba el jueves recién pasado, manejando entre los fiordos en el oeste de Noruega, cuando...

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