El gran dilema escocés: jugarse por el orgullo nacional o proteger su economía - 23 de Agosto de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 525148066

El gran dilema escocés: jugarse por el orgullo nacional o proteger su economía

Tom Ruanne lo codea con el brazo en el que aferra su pinta de cerveza: "¿Cuál es tu miedo? ¿Vamos a depender toda la vida de los malditos ingleses?".

En este suburbio industrial en declive la discusión se reproduce en cada casa. Es que en menos de un mes, los escoceses deberán tomar la decisión más trascendental de su historia: votar en un referéndum si quieren independizarse de Gran Bretaña y terminar con 307 años de unión.

Las encuestadoras coinciden en darle una sólida ventaja al No, con cifras que van del 45 al 53%, pero los números a favor de la separación rozan el 40% y crecen a medida que se acerca el 18 de septiembre.

Pero un dilema psicológico atrapa a los escoceses. Por un lado, su robusto orgullo nacional; por otro, el temor a dar un salto al vacío con trágicas consecuencias para su economía.

Lo sabe Alex Salmond, jefe del gobierno regional y del plan secesionista. Su propuesta para una Escocia independiente incluye mantener la libra esterlina, integrar la Commonwealth (con la reina como Jefa de Estado) y asociarse a la Unión Europea.

Promete un país pequeño (son 5,3 millones de habitantes, 8,3% de Gran Bretaña), pero más próspero, gracias a la inversión en Escocia de toda la riqueza de sus recursos naturales. En especial el petróleo del mar del Norte.

"Salmond propone cruzar los dedos y tener fe ciega", aguijonea Alistair Darling, el ex ministro laborista que lidera la defensa del No. Su arma más efectiva ha sido, hasta ahora, recordar la advertencia de Londres de que no compartirá la libra con una Escocia independiente.

El Primer Ministro británico, el conservador David Cameron, cifró las pérdidas que la independencia infligiría a cada escocés: 1.400 libras al año. Salmond retrucó con otro análisis en el que asegura que en realidad habrá 1.000 libras más para cada uno.

Para el nacionalismo, el enemigo es el Partido Conservador. Escocia es, desde hace décadas, un bastión socialdemócrata, donde los tories obtienen cifras de votos marginales. Se los asocia con las privatizaciones y el cierre de fábricas en la era de Margaret Thatcher.

El nuevo laborismo de Tony Blair impulsó la creación de un Parlamento y un gobierno regional con sede en Edimburgo desde 1999, pero sus políticas liberales golpearon a su partido en las tierras rebeldes del Norte.

El Partido Nacional Escocés (SNP, por sus siglas en inglés) gobierna desde 2007 y cuatro años después obtuvo la mayoría absoluta. En 2012, Cameron y Salmond pactaron el referéndum.

Pero los...

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