La dignidad de ser empresario - 14 de Abril de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 565300742

La dignidad de ser empresario

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Fundación para el Progreso

Hasta el siglo XVIII, el 99,9% de la población mundial vivía en condiciones que hoy consideramos de extrema miseria. Todo empezó a cambiar en Holanda e Inglaterra hace algo más de doscientos años, gracias a la revolución capitalista industrial que elevó las masas a niveles de bienestar nunca vistos. Durante el siglo XX, la expansión de instituciones respetuosas del derecho de propiedad y la libertad personal permitieron que la pobreza extrema continuara desplomándose. En 1970, por ejemplo, el 30% de la población mundial vivía con menos de un dólar diario. En 2011, la cifra de pobres había caído a 5%. En China, cuando el socialista Mao Zedong murió, en 1976, el 66% de los chinos vivía con menos de un dólar al día en el paraíso igualitario marxista. Con las reformas capitalistas de Deng Xiaoping, el porcentaje de personas viviendo en la extrema pobreza cayó a un increíble 0,3%.

¿Cómo fue todo esto posible? Esencialmente gracias a la labor persistente y energética de un grupo de hombres y mujeres, siempre minoritarios en una sociedad, cuyo espíritu los lleva a asumir riesgos y a no descansar hasta encontrar respuestas a problemas que observan en su entorno: los empresarios. Como ha explicado Deirdre McCloskey, fue un cambio de ideas y valores en la sociedad de los siglos XVIII y XIX lo que produjo la revolución industrial. Ganar dinero no era ya más visto como algo inmoral y las virtudes necesarias para la actividad comercial pasaron a ser admiradas y promovidas socialmente. En otras palabras, el burgués pasó a ser "dignificado", y como consecuencia, por primera vez en la historia humana surgió un sistema en que el estatus social ya no dependía del nacimiento. Las viejas jerarquías y estructuras de clase, como dijo Marx, se desvanecieron en el aire y las oportunidades se abrieron para todos.

Desde el punto de vista económico, el enriquecimiento de las sociedades se produjo porque en un orden de mercado libre los empresarios son mandatarios de los consumidores; es decir, de los trabajadores. Tanto el precio como la calidad y la cantidad de lo producido lo determinan los ciudadanos día a día con sus decisiones de gasto. Si el empresario no se atiene a lo que estos desean y no lo ofrece a los precios que estos están dispuestos a pagar, está condenado a desaparecer del mercado, no importa qué tan grande sea.

El rol del empresario, aunque no sea su propósito, es así eminentemente social: mejorar la...

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