De la difunta Correa y mujeres inquietantes - 31 de Agosto de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 526160990

De la difunta Correa y mujeres inquietantes

El mismo local de Plaza de Armas muestra un pequeño grupo de fotografías en blanco y negro del chileno residente en Bélgica, Marco Valdivia. Son variaciones de una naturaleza muerta con objetos de carácter geométrico, sujetos a los efectos de luz y sombra a distintas horas del día. Convence este juego sutil de grises, cuya evolución se asocia a la musicalidad del cuarteto de cuerdas.

Hicimos notar con anterioridad en qué medida las opciones de manipulación digital abren horizontes insospechados a la fotografía. Sin embargo, el procedimiento puede llegar a convertirse en un arma de doble filo: la posibilidad de caer en artificios carentes de la vigencia estética propia de las fotos de calidad. No cabe, entonces, dejarse llevar tan fácilmente por entusiasmos en este terreno; bien sabemos que el solo progreso técnico es nada más que un medio. A la larga este peligro acecha, en alguna medida, a los montajes fotográficos de Cecilia Avendaño. Diez de ellos se exhiben en Galería Patricia Ready. A través de colores sugerentes, fondos planos y una muy marcada apariencia de pinturas minuciosas, no obstante ostentan atributos dignos de destacarse. Desde luego, sus protagonistas genuinas continúan mostrando sus figuras frágiles, cuyos rostros ostentan una deformación perversa del concepto actual de belleza femenina. Por momentos alcanzan casi hasta lo monstruoso. Capital en ellas resultan las miradas: un destilado de sumisión, sensualidad e inocencia pervertida. También lo ahora expuesto aporta ciertas novedades en algunos retratos, como ese naturalismo pavoroso de las manos, del cual solo la fotografía es capaz. Ello contrasta con la pictórica fantasía de las vestimentas. Además, una de estas -lámina con la pareja de hermanas orientales- entrega un alarde surrealista, mediante las aves de su estampado que se convierten en volúmenes vivientes.

La presente pintura de Paz Castañeda -Sala Gasco- emprende una sumamente ambiciosa tarea de citas. Para ello recurre a conocidos cuadros de trece artistas famosos, y no tan famosos, del historial pictórico a partir del siglo XVI y hasta hoy día. Su contribución personal se limita a borrar los personajes y concentrarse únicamente en los paisajes que les sirven de escenarios. Con esto, sin embargo, no logra la autonomía suficiente respecto a los productos originales. Competir con la factura de estos, con la finura y destreza de su dibujo o, por lo menos, conseguir una interpretación que valga por sí misma, parece...

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