Diez experiencias para redescubrir el Cachapoal - 17 de Enero de 2021 - El Mercurio - Noticias - VLEX 855357977

Diez experiencias para redescubrir el Cachapoal

De vuelta al campo en MiLunaUn camino delineado por árboles frondosos y coloridas casas de adobe. Así podría comenzar un circuito por el Camino La Pimpinela, zona rural junto a Requínoa, media hora al sur de Rancagua. Aquí, a los pies de la cordillera se encuentra MiLuna , una pequeña viña que desde 2005 produce vinos a la antigua, usando solo implementos artesanales, incluidas las propias manos de su dueño, Rodrigo Muñoz.Antes de comenzar un recorrido por el lugar, Muñoz, que es agrónomo y exdocente de la Universidad Católica, disfruta -es evidente- mientras ofrece lo que cosechan de los árboles frutales que también abundan aquí. Arriba, junto a las parras, se ven cientos de kiwis colgando casi como si fueran uvas, mientras a mano derecha hay damascos, duraznos e higos. "Me gusta que la gente se lleve una experiencia, que aprenda", dice luego, al mostrar sus árboles de pistacho y castaños.En un circuito de dos horas nos internamos por las plantaciones, para luego conocer el "laboratorio" donde Muñoz crea su vino y uno conoce el resultado. "Apostamos por la vieja escuela. No filtro ni bombeo la vid, ya que esos procesos rompen las moléculas del vino. Todo es íntegramente artesanal para lograr un resultado que tiene diferencias sutiles pero notorias", dice. Más información: Miluna.clEntre cerros y saboresJusto a los pies de la cordillera, subiendo hasta el final de la Ruta H-45, se emplazan las 120 hectáreas de parras de la Viña San Pedro (en la zona montañosa de Rengo): una enorme extensión de montes cubiertos con diversas tonalidades de verde, con el edificio de la viña al medio y arriba de todo, como si fuera un mirador hacia este anfiteatro natural.Aunque San Pedro es de las viñas más grandes de Latinoamérica, este sitio es diferente. Aquí solo se dedican a algunas de sus etiquetas más exclusivas. Según el enólogo Gabriel Mustakis, estos campos fueron elegidos justo por su ubicación. "Tenemos un riachuelo que cruza el terreno (el estero Calabozo), además de la influencia de los Andes. Al estar sobre los montes, contamos con mucha oscilación térmica: eso nos permite ganar colores, aromas y componentes naturales diferentes según la ubicación de la parra". El resultado de todo eso es lo que se puede catar en el edificio, desde donde se ve el "anfiteatro" de parras del valle y las laderas de los cerros.Además, se pueden hacer paseos en bicicleta, caminatas y pícnics. Más información, Sanpedro.clNo solo vinosUna pequeña iglesia del siglo...

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