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Dicta normas sobre prevención, fiscalización y sanción de la contaminación por malos olores, y modifica la Ley de Bases Generales del Medio Ambiente al respecto

Fecha10 Julio 2019
Número de Iniciativa12799-12
Fecha de registro10 Julio 2019
EtapaPrimer trámite constitucional (C.Diputados) Primer informe de comisión Medio Ambiente y Recursos Naturales
MateriaCONTAMINACIÓN POR MALOS OLORES
Autor de la iniciativaCalisto Águila, Miguel Ángel, Castro Bascuñán, José Miguel, Cicardini Milla, Daniella, Garín González, Renato, Molina Magofke, Andrés, Morales Muñoz, Celso, Pérez Olea, Joanna, Pérez Salinas, Catalina, Sabag Villalobos, Jorge, Verdessi Belemmi, Daniel
Cámara Legislativa de OrigenMoción,Cámara de Diputados
Tipo de proyectoProyecto de ley



Dicta normas sobre prevención, fiscalización y sanción de la contaminación por malos olores, y modifica la Ley de Bases Generales del Medio Ambiente al respecto


Boletín N° 12799-12


ANTECEDENTES:



1.- Existe amplio consenso en que los malos olores son una forma de contaminación y que, en el caso de Chile, trasgreden la disposición constitucional que garantiza a todas las personas el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminacióni, pese a lo cual no existen en nuestro ordenamiento jurídico normas de rango legal explícitas y de carácter general que sancionen esta conducta, sino disposiciones puntuales y poco efectivas dirigidas a elementos específicos.


De acuerdo con Ministerio del Medio Ambienteii, el olor “es una sensación que ocurre cuando los odorantes estimulan los receptores en la cavidad nasal”. En el mismo documento se precisa que el olor “como el ruido, las vibraciones y la luz son considerados estresores ambientales. Esto significa que pueden causar efectos en la salud a niveles de exposición que están por debajo del nivel de ocasionar un daño físico real o efectos tóxicos. Así, un olor puede llegar a ser muy molesto y afectar la calidad de vida”. Si bien no constituyen un daño objetivo, la sensación de malestar sí puede provocar alteraciones emocionales de consideración.


Es precisamente este efecto el que justifica la preocupación por un mayor control en la emisión de los olores en el territorio nacional y fundamenta los reclamos de una ciudadanía cada vez más atenta a sus derechos.



2.- La literatura especializada reconoce la dificultad para medir y cuantificar la intensidad de los malos olores, ya que se trata de una percepción subjetiva que por definición puede variar entre las personas, por la existencia de elementos externos que afectan la percepción de distintos grupos de estos en razón de su mayor o menor sensibilidad, cercanía, humedad ambiental, temperatura y viento, entre los principales factores, y porque no hay una medida de unidad objetiva, ni instrumentos estandarizados para su medición, aunque se pueden convenir escalas de medición subjetiva.


En términos generales, la legislación internacional así como la estandarización han tendido a establecer varios grados en la percepción que van desde su inadvertencia por parte de las personas hasta la provocación de trastornos de salud, pero no hay una cuantificación objetiva, sin perjuicio que lo sean los efectos visibles en la salud o la medición de los gases, que es solo uno de los componentes del olor. En este sentido, es preciso aclarar que, si bien los gases pueden causar malos olores, el mal olor no es un gas en el sentido químico del término como tampoco lo son la presencia de partículas en el aire.


La definición del olor difiere de acuerdo con las fuentes consultadas, aunque tienen como elemento común su percepción.

De esta forma, olor es la sensación resultante de la recepción de un estímulo por el sistema sensorial olfativo.


Lo que se huele es el objeto de percepción del sentido del olfato, que se genera por una mezcla de gases, vapores y polvo.


Dentro de las distintas especies de mamíferos, el olfato humano es uno de los sentidos más desarrollados. Al nacer y durante la infancia somos capaces de distinguir el aroma de nuestra madre entre un grupo de personas y cuando se llega a la vida adulta, se pueden distinguir entre cuatro mil y diez mil aromas diferentes e incluso combinaciones de olores, lo que permite afirmar que nuestro sistema olfativo es altamente sensible y hasta este punto del desarrollo de la tecnología puede ser más eficientes que el mejor de los equipos de detección.


La experiencia internacional se ha inclinado por el sistema denominado Olfatometría Dinámica, en el que se combinan la depuración de sustancias medibles en un líquido y la percepción de un panel de personas especialmente entrenadas para este propósito.


La observación de los métodos aplicados en otras naciones permite seleccionar en particular algunos casos en que cada país creó su propia norma de estandarización de olores para proteger la salud de sus ciudadanos. En Francia se utiliza el "Method of the measurement of the odor of a gaseous effluent bureau the normalization", a partir de 1986; en Alemania se usa el "Olfactometry, Odour threshold determination, Fundamentals. Verein Deutsche Ingenieure Verlag", desde 1989; y en los Países Bajos el "Air Quality. Sensory Odour Measurement using an Olfactometer", desde 1995.


Las experiencias en cada caso, unidas a un propósito continental por homologar las distintas regulaciones, llevó a la Unión Europea a emitir el año 2001 la norma (EN 13725) que rige dentro de todo el territorio de la Unión Europea, superando las exigencias nacionales.


En el caso de Chile, desde el año 2009 se inicia un proceso de regulación ambiental en materia de olores molestos, en respuesta a las crecientes quejas de vecinos y trabajadores por industrias que emiten olores molestos. E s así como el 2010 se aprueba la norma Nch3190 “Determinación de la concentración de olor por olfatometría dinámica”, definiéndose así el método por el cual se debe estimar la concentración de olor de una determinada muestraiii.


En los estudios que acompañan esa norma se define el olor como una “propiedad organoléptica perceptible por el órgano olfativo cuando inspira determinadas sustancias volátiles”.


También se lo define como la “sensación que ocurre cuando los compuestos o sustancias olorosas estimulan los receptores en la cavidad nasal”



La complejidad del olor está relacionada con el proceso de percepción humana que está condicionado a su vez por numerosos factores, pero hasta la fecha no ha sido posible predecir una sensación olorosa a partir de la estructura química de una sustancia olorosa con vista a establecer un sistema de clasificación de sustancias olorosas.


En términos generales, es posible hacer algunas distinciones, partiendo por distinguir entre olor simple y el olor compuesto. El olor simple es el que percibe el olfato como consecuencia de la emisión de un compuesto químico o de una sustancia olorosa determinada. Por ejemplo, el ácido sulfhídrico (H2S) es una sustancia olorosa. Los olores de tipo simple suelen ser fácilmente identificables


El olor compuesto, en cambio, es el que se percibe como consecuencia de la mezcla de más de un olor simple. En la mezcla de sustancias olorosas pueden producirse fenómenos de sinergias, interferencias e inhibiciones, y por lo mismo, en la percepción del olor compuesto no siempre es fácil identificar las moléculas que lo causan. De esta manera la percepción fisiológica del conjunto no es el resultado de la suma sensorial de sustancias olorosas individuales, es decir, el olor no puede ser definido como la suma de las sustancias olorosas que lo conforman porque cuando se agregan dos o más substancias se genera un agente odorífero nuevo.


Además, el olor se compone de diversos factores:


* La Concentración, que se define como el número de unidades de olor en un metro cúbico de gas en condiciones normales (En la norma europea se le conoce por la expresión OUE/m3). De esta forma, el umbral de detección se refiere a la concentración teórica mínima para generar un estímulo que pueda ser detectado en un porcentaje específico de la población, por convención de la norma generalmente se usa el 50% de la población.

* La Intensidad, que se refiere a la fuerza con la que el olor se percibe y que aumenta en función de la concentración del olor. La intensidad no está relacionada directa ni necesariamente con la molestia, sino que es un parámetro independiente de esta, es decir, se pueden tener intensidades altas de olor que no producen molestia. La intensidad de un olor se determina mediante olfatómetros por panelistas calibrados.

* La Calidad del olor indica cómo huele la emanación, lo que permite su clasificación en diversos grupos en función de descriptores como floral, frutal, vegetal, medicinal, etc., que nuevamente corresponden a convenciones sociales subjetivas y aprendidas de generación en generación, que no pueden ser explicitadas por medio de una fórmula científica.

* El Tono Hedónico, que se refiere a la propiedad de un olor para ser percibido como agradable o desagradable, lo cual también es subjetivo y varía de persona en persona ya que se trata de un juicio de placer.


En cuanto a las unidades de olor señaladas con anterioridad, de acuerdo a las normas europeas, se ha establecido la siguiente escalaiv:





3.- De hecho, la medición del olor se hace con un panel de expertos humanos que califican el aire que respiran y no es posible confiar a una máquina este proceso que depende en gran medida de la percepción de las personas. Se pueden utilizar máquinas detectoras para el caso de los gases dentro de una muestra, pero el sistema olfativo humano sigue siendo el más eficiente.


Existen, sin...

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