Días salvajes y de lujo en el AMAZONAS - 17 de Mayo de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 569940802

Días salvajes y de lujo en el AMAZONAS

Y así serán todas las mañanas de una travesía de tres días con sus noches a bordo del Delfín, un crucero para aventureros de lujo, para quienes quieran descubrir el Amazonas sin despeinarse.

II Habrá que transpirar y embarrarse un poco -apenas lo necesario-, pero dormiremos con aire acondicionado entre lienzos de algodón, en suites tan confortables como las de un hotel cinco estrellas. Comeremos como en los mejores restaurantes citadinos y beberemos all inclusive whisky, gin, vodka, cerveza y aperitivos locales: Delfín Drink, hecho con jugo de cocona, o CamuCamu Sour, elaborado con otra de las cientos de frutas silvestres propias de esta selva desmesurada que se expande por cinco países: Brasil, Perú, Colombia, Bolivia y Ecuador.

El Delfín es una embarcación de tres pisos de madera, estilo rústico-chic, con habitaciones amplias y ventanales enormes para que el pasajero no olvide nunca dónde está: en el Amazonas, el río y la floresta. La jungla es excesiva, descomunal, voraz. El barco zarpa desde el puerto de Nauta, a 115 kilómetros de la legendaria ciudad de Iquitos, en Perú, hasta donde solamente se puede llegar en avión o en barco. La única carretera pavimentada de la región es la que cubre este tramo, que tiene su punto cero en Iquitos y se diluye en Nauta, justo frente a la Reserva Nacional Pacaya Samiria, dos millones ochocientos mil kilómetros cuadrados de extensión, un retazo gigante de selva.

En la cubierta superior hay una sala de estar cerrada, con biblioteca y juegos de mesa, donde los guías brindan charlas explicativas y pasan documentales.

Un piso más abajo, en el centro de la embarcación, está el restaurante. El menú es una mezcla de cocina de autor con platos regionales. La doncella, que es el pescado más popular de estas tierras, se sirve aquí con tres salsas (cilantro, cocona y ají amarillo), y un filet se acompaña con nueces brasileñas, ají dulce y una reducción de cocona; hay palmitos con semilla de macambo y crema de aguaje, una palmera en cuyo troncos caídos anida un gusano llamado suri, una delicatessen amazónica que se puede comer frita o, incluso, en forma de helado.

III Ahora debo saltar de la cama, tomar un desayuno exprés y abordar de inmediato una de las lanchas que viajan colgadas a los lados del barco para no perder la primera excursión del día. A bordo ya están listos mis compañeros, con teleobjetivos en mano, vestidos de explorador. Unas veinte caras nuevas de todos los puntos del planeta que en cuestión de horas serán viejos conocidos. Entre ellos hay una pareja de alemanes de alrededor de 60 años: él es biólogo y lleva un equipo fotográfico descomunal. También una pareja limeña: él tiene más de cincuenta y ella...

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