Diamela Eltit: 'Mi deseo es una literatura sin domicilio' - 10 de Julio de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 644784385

Diamela Eltit: 'Mi deseo es una literatura sin domicilio'

Aquella "fama negativa" persigue a Eltit desde su primera novela, "Lumpérica" (1983), y, después de 30 años y una docena de libros, aún no se ha extinguido. Efectivamente, su ficción no es sencilla. Pero lo de "ininteligible" es una simplificación ante una obra compleja, esquiva del relato tradicional y que, en torno a tópicos ya clásicos -lo femenino, la marginalidad, el cuerpo-, ha levantado una particular lectura política sobre el país. Como complemento, ha tenido una larga escritura en prensa, desde La Época hasta The Clinic, pasando también por colaboraciones en Artes y Letras, más sistemáticas intervenciones en congresos académicos y presentaciones de libros. Y desde esta última cantera proviene su nuevo libro: "Réplicas. Escritos sobre literatura, arte y política", que reúne textos dispersos de la última década.

"Pensé que se podía organizar un camino para leer ciertos problemas estéticos, políticos, culturales en los cuales no solamente yo, sino muchas personas hemos caminado por muchos años", cuenta Eltit, en el living de su casa en Ñuñoa. Más dada a la risa de lo que se podría inferir de la seriedad de sus textos, la profesora de escritura creativa de la Universidad de Nueva York recoge en "Réplicas" escritos de contingencia, reflexiones literarias y también apuntes que documentan su propio recorrido: de Gabriela Mistral a Camila Vallejo, de Karadima a Pedro Lemebel, del boom latinoamericano al colectivo artístico CADA, Eltit traza una ruta en que desde la primera página surge su postura estética: "Después de todo (y, quizás, a pesar de todo) sigo considerando la literatura como adicción y riesgo".

"Réplicas" está anudado a través de un trabajo que, hace 30 años, Eltit hizo junto al lingüista Óscar Aguilera de traducción de relatos orales kaweskar y síntesis de su lectura. "En ese momento leí mucho sobre las etnias del extremo sur, los yaganes, los kaweskar y los onas. Vi esa tragedia, especialmente el genocidio de los onas por parte de los hacendados, de la cual recién empieza a hablarse. Siempre me he preguntado por qué es posible en un momento y no antes ver lo que siempre ha estado disponible para ser visto. Las fotos que documentan ese genocidio siempre estuvieron ahí", cuenta la escritora. "Estas traducciones funcionaron como guía, como reposición no solo de un trabajo de Aguilera y mío, sino también de reposición de una lengua, porque ellos están antropológicamente extinguidos y su lengua igual. Y me pareció interesante...

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