Un día en la clínica betty ford en chile - 23 de Junio de 2012 - El Mercurio - Noticias - VLEX 381284098

Un día en la clínica betty ford en chile

Comienza la sesión.Â

Carolina -nombre ficticio- rubia, joven, de labios finos, piel blanca, mirada seria, belleza cautivante, aún en pijamas y pantuflas, que se cubre del frío con una frazada de polar verde, abre el libro que aprieta entre sus manos. Hoy, lunes 18 de junio, la lectura será sobre las enmiendas, las reparaciones al daño causado.Â

Carolina lee en voz alta, con voz tranquila. La escuchan en silencio Claudio-nombre ficticio- de ojos azules y mirada melancólica, que aún tiene en su pelo café, rastros de la almohada. Más allá bosteza Pedro -nombre ficticio- los ojos rojos, la cara hinchada, la piel rugosa, la voz profunda, áspera.Â

Termina la lectura. Pedro se ofrece para empezar los comentarios.

-Hola, mi nombre es Pedro, adicto.

-Hola Pedro- contestan todos.Â

-Perdón, es que tengo mucho sueño- se excusa. -He tratado de corregir mi vida, pero creo que las enmiendas tienen que desaparecer en algún minuto. Estoy solo, no tengo pareja, no tengo matrimonio, tengo dos hijos y hacia ahí quiero apuntar. No enmendar, sino que dar cariño y amor.Â

-Gracias, Pedro- dice Adolfo, el terapeuta.Â

Cada uno emite un comentario, se pone de pie y, como todos los días a esta misma hora, sale a caminar por la parcela, sobre la tierra mojada, entre los frutales y en silencio para reflexionar sobre lo que se acaba de leer y cómo puede durante el día que comienza ser mejor. Pero hoy hace demasiado frío y la caminata se reduce a una vuelta alrededor de la piscina. De regreso en la sala, se abrazan en un círculo y recitan en voz alta:Â

-Dios, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar las que sí puedo y sabiduría para reconocer la diferencia. Hágase tu voluntad y no la mía. !Ánimo¡

Este es uno de los 120 días - o más si es necesario- de tratamiento en que estos adictos intentan recuperar el control de sus vidas desintegradas por la droga. Y parte así de madrugada con una lectura y una caminata de reflexión tal como lo exige el prestigioso modelo de tratamiento a las adicciones del Betty Ford Center en Estados Unidos, que acaba de instalarse en Chile, en esta casa de ladrillo en una parcela de Chicureo, a través de Casa Mispah, el centro de adicciones que tiene su representación en México y ahora en Chile.Â

-Y ahora a lavarse- ordena Adolfo el terapeuta y cada uno de los adictos parte en silencio a su habitación. Â

Betty Ford fue una mujer adelantada a sus tiempos. Mientras fue primera dama de los Estados Unidos, durante el mandato de su marido Gerald Ford, tras el escándalo de Watergate que obligó a renunciar a Nixon, se convirtió en un ícono feminista. Declarada "Mujer del año" por la revista Time en 1975, defendió el derecho a las mujeres a decidir un aborto. Cuando el cáncer era un tema tabú, reveló públicamente que había sido sometida a una masectomía por un cáncer de mamas. Pero, más adelante, en lo que la llevaría a ser incluso más conocida que su marido, reconoció que era adicta a los remedios para el dolor -en su juventud había sido bailarina y sufría con la tomadura de un nervio del cuello- y que la soledad que implicaba ser la mujer de un político la había llevado a convertirse en alcohólica. Tras rehabilitarse de su adicción en un hospital...

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