Un día de audiencia en un tribunal de adolescentes: fiscales y defensores en pugna
Afuera, el ruido de los parientes parece zumbido de abejas. Adentro, el gendarme logra mantener el decoro en la sesión donde el juez de garantía, Juan Manuel Escobar, está revisando los casos de todos los adolescentes que la jornada anterior fueron detenidos en la jurisdicción de la Fiscalía Oriente, no precisamente haciendo travesuras.
Son 40. Entre ellos hay 3 adultos; dos de ellos con condenas anteriores.
"El Mercurio" asistió a una jornada completa de control en una sala de las llamadas RPA; es decir, de Responsabilidad Penal Adolescente. En la mañana y en la tarde, el magistrado, un fiscal y un defensor vieron desfilar, en grupos y esposados, a todos los detenidos y revisaron sus casos. Entre ellos, el de una jovencita de 14 años que en un Lider robó una cartera, salame, maní y una botella de vodka; y otra que entró a una tienda de Falabella y escondió en una bolsa 5 juguetes Minions (los monos amarillos de la película de niños que acaban de estrenar en Santiago), que sumaron $109.950.
El lunes pasado, John, Cristóbal, Nicolás y Abraham viajaban a las tres y media de la tarde por avenida La Florida. Al llegar a Departamental con La Esperanza, un policía que estaba fiscalizando los vehículos observó que la camioneta de los adolescentes no llevaba la placa patente delantera y les indicó que se detuvieran. En vez de hacerlo, Abraham giró en U y escapó. El carabinero alcanzó a anotar la patente de la placa trasera, que correspondía a un auto encargado por robo.
A Abraham y sus amigos los detuvieron pocas cuadras más allá. Pasaron la noche en la comisaría de La Florida.
Para Abraham, el único mayor de 18 años del grupo, la fiscalía pide prisión preventiva; para John y Nicolás, una firma quincenal en la 36ª Comisaría de La Florida; y para Felipe, el menor de todos, se solicita sujeción al Sename.
El defensor se opone. Dice que Abraham afirma que andaba en su vehículo, que lo había comprado.
-¿Qué vehículo es y de qué año? -pregunta el juez.
-Un Toyota Urban Cruiser blanco 2015.
-¿Qué antecedentes tiene este joven?
-Registra condena del 26 de diciembre de 2013, de 5 años de presidio por robo con intimidación, utilizando armas cortopunzantes -explica el fiscal, revisando la carpeta que tiene en sus manos.
-¿Y por qué estaba en libertad?
Gozaba de libertad vigilada por ese delito de base. El magistrado ordena prisión preventiva.
La defensa se opone. Alega que para esa prisión tendrían que sumarse los delitos de receptación, de conducir a sabiendas con placa patente falsa y conocimiento del origen del ilícito del vehículo. Y no está acreditado, dice el defensor, que Abraham conociera el origen ilícito del vehículo. "No basta que esté con el objeto material", insiste. Y más, "podría haber un motivo legítimo".
Abraham afirma que el vehículo es suyo, que lo compró. Que él desconocía que el auto presentaba encargo por robo. Pero el fiscal da un nuevo antecedente: junto con recordar que cuando un carabinero lo conminó a detenerse, Abraham se dio a la fuga, informa que cuando lo alcanzaron "no tenía documentación del vehículo".
El juez dictamina que, de acuerdo al artículo 140 del Código Procesal Penal, "los antecedentes son suficientes, por ahora, para justificar los delitos que se están investigando, en calidad de autor".
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