Después de la retroexcavadora, la reconstrucción - 24 de Septiembre de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 693609061

Después de la retroexcavadora, la reconstrucción

La agenda legislativa del Gobierno de los últimos meses refleja un intento de llevar adelante cambios de leyes de forma apresurada. Recurre a solicitar urgencia para el despacho de los proyectos que envía al Congreso, aun en aquellos de gran complejidad y trascendencia, como las propuestas previsionales. Esta premura no se limita al plano legislativo; se extiende a reglamentos y demás decisiones del Ejecutivo.

Esto es consistente con el propósito refundacional declarado por la actual administración. La imagen de la retroexcavadora, nacida del mismo gobierno, simboliza la intención de destruir lo existente para crear nuevas estructuras de poder que traerían supuestamente un nuevo tipo de progreso. Importa más que deje de existir lo que hoy hay que la calidad de lo que se crea.

La influencia desproporcionada de la extrema izquierda en la actual coalición gobernante podría explicar esta realidad. Se trata del mismo sello impuesto por esas ideologías en las distintas oportunidades en que gobernaron durante el siglo pasado. No importa el hecho de que siempre hayan fracasado con costos enormes para las sociedades en que experimentaron y vuelven a repetirse para miseria de los pueblos que las sufren. El Socialismo del siglo XXI de la Venezuela de Chávez y Maduro es su expresión más reciente.

El Gobierno percibe que es probable que exista una alternancia en el poder y, a menos de dos meses de las elecciones, actúa y se expresa en forma contradictoria. Por un lado apresura su intento de derribar instituciones, pero simultáneamente algunas autoridades tratan de pautear al futuro gobierno para que no recurra a una nueva retroexcavadora. Probablemente la coalición en retirada espera paralizar la nueva administración para darles tiempo a las nuevas estructuras de poder por ellos creadas para que se consoliden, y apuestan al pacifismo del nuevo ejecutivo frente a la beligerancia de sus filas. Un eventual gobierno de oposición paralizado, que no esté a la altura de las expectativas, es su garantía de un renacer político. Pero si una propuesta alternativa es exitosa, la vuelta al poder se desvanece.

Si se desea volver a poner al país en la senda de progreso, la verdadera y urgente tarea es reconstruir lo arrasado. Las políticas tienen inercia, por lo que no debería perderse tiempo. Y las personas confunden causas y consecuencias frente a discursos políticos bien articulados, por lo que prontos resultados son la mejor carta de triunfo.

La economía mundial...

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