El desorden de una nutricionista - 10 de Noviembre de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 586659970

El desorden de una nutricionista

-Había sido mamá hace cinco años y tenía un poquito de grasa abdominal que me incomodaba, que a simple vista no era nada pero para mí era mucho y, de a poco, se fue haciendo más importante. Llegué a un punto en que mientras más me miraba, más grasa me veía. Así es como empecé a comer muy poco.

Marcela tenía 28 años, los ojos grandes, oscuros, el pelo rubio rizado hasta la cintura, un pololo cirujano plástico que le decía que no quería tener una mujer gorda a su lado y una madre preocupada porque cada fin de semana la notaba más delgada.

En 2005, Marcela había llegado a Santiago pesando 52 kilos. Ese viernes del verano de 2006, pesaba 13 kilos menos. Los doctores querían internarla. Uno de ellos le dijo, como ella bien sabía, que los trastornos alimenticios predisponen a quienes los sufren a tener arritmias cardíacas y muerte súbita debido a los bajos niveles de potasio por la falta de alimento. Podía tener un infarto en cualquier momento. La madre, a su lado, lloraba. Marcela, mirándola, ajena a todo, solo pensaba en cómo salir de ese lugar, sin querer reconocer que el mundo se le estaba dando vuelta. No quería que la hospitalizaran y tampoco podía. El sábado debía trabajar en un hospital de Maipú, pacientes las esperaban con problemas como los suyos; ella misma es nutricionista.

La madre de Marcela no supo con certeza por qué su hija adelgazaba hasta que el psiquiatra que ella consultó, para acallar los rumores de sus colegas sobre su baja de peso, la llamó para pedirle que viajara con urgencia porque su hija estaba desnutrida.

-Mi mamá lloraba y lloraba todo el rato. No paraba de llorar. Me decía que pensara en mi hijo. Yo no quería hacerla sufrir pero tampoco quería asumir las consecuencias y bueno, no me pasó nada-dice sonriendo.

Marcela no se internó. Sin escuchar a nadie firmó su alta voluntaria y abandonó el tratamiento contra la anorexia para siempre.

Según el Colegio de Nutricionistas Universitarios de Chile, hay 28 universidades que otorgan el título de nutricionista, con 58 escuelas a lo largo del país. Soledad Reyes es directora de una de las escuelas de Nutrición y Dietética, la de la Universidad de Chile. Si bien reconoce que no se han realizado estudios que demuestren una causalidad entre sufrir un trastorno de la conducta alimentaria, como la anorexia o la bulimia, y estudiar nutrición, cree que entrar a esta carrera podría ser visto por alguien con un trastorno como una forma de ejercer mayor control sobre su dieta, especialmente en casos de personas obsesionadas por contar calorías y conocer la composición de los alimentos.

-No se busca excluir a quienes padecen de estos cuadros de la carrera de nutrición, pero en etapas agudas o cuando estos se gatillan, quizás exacerben la patología. Es difícil detectarlo, ya que son pacientes que saben esconder muy bien su situación. Por otro lado, también puede suceder que saber sobre el impacto de la alimentación en la salud, entender el metabolismo corporal, entre otras cosas, colabore en la recuperación de parte del trastorno.

Una persona atendida por un nutricionista que evidencie algún trastorno o desorden alimenticio podría tener un tratamiento poco exitoso. Soledad Reyes cree que los pacientes, en general, piensan que un nutricionista con obesidad o sobrepeso no está en condiciones de tratarlos. Lo mismo en el caso de uno con...

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