Los años desconocidos de González en Miami - 18 de Febrero de 2012 - El Mercurio - Noticias - VLEX 360501950

Los años desconocidos de González en Miami

Era 1986 y Fernando González tenía 6 años y a su mamá, Patricia, le encantaba que hiciera deporte, aunque no tenía reales intenciones de que se hiciera un jugador profesional. No obstante, había tenido algunos avisos.

-Me acuerdo que un día Fernandito me acompañó a una cita con el ginecólogo, porque no tenía con quién dejarlo. De repente el doctor se para y me dice: Oiga, espere, ¿ha mirado bien a su hijo? Yo me asusté y le dije: ¿no, qué le pasa? Me respondió: nada. Pero basta verle la estructura ósea para darse cuenta de que va a ser un gran deportista.

Fernando González Ramírez, su padre, compró feliz la casa, por las mismas razones. Desde los 20 años era fanático del tenis y él sí tenía la esperanza de que alguno de sus tres hijos quisiera ser una estrella. Se convenció de que era posible ese mismo año, el 86, cuando llegó a sus manos un video de Andre Agassi de niño, con la misma edad de Fernando.

-Y te juro que Fernando jugaba mejor que Agassi a su edad. No es que fuera el papá, es que cualquiera que lo viera jugar en Chile nos decía lo bueno que era.

En diciembre de 1988 Fernando González viajó por primera vez a Miami. Su padre se había contactado con Patricio Apey, un técnico chileno avecindado en Florida, quien había conocido al prodigio meses antes en Viña de Mar. Su academia tenía cerca de 120 alumnos, un cuarto de ellos extranjeros. Estuvieron allá casi dos meses. En el Orange Bowl, el torneo más prestigioso de menores, se presentaron ante Stan Smith, ex número uno del mundo. Apey le dijo que tenía en frente al que sería el mejor tenista de Sudamérica. Smith, que estaba con sus dos hijos, de 10 y 12 años, preguntó una sola cosa:

-¿Juega revés a una mano?

-Sí -respondió el papá de Fernando.

Después puso a Fernando a paletear con el mayor de sus hijos y en pocos minutos el chileno iba 5-0 arriba.

Esa vez, Fernando estuvo casi dos meses en Miami: jugó cinco torneos y ganó cuatro. Él se acuerda de lo siguiente: que mientras jugaba al frontón en la cancha de un hotel, la gente se agolpaba afuera para mirarlo. Estaba radiante: su mamá aún guarda las cartas escritas a mano que le envió, contándole que había conocido al ratón Mickey y preguntando por sus perros. También lo había picado una medusa en el mar. Su papá estaba exultante. Por teléfono le dijo a su mujer que tendrían que hablar de vuelta en Santiago.

-Me acuerdo que la invité a almorzar. Le dije que Fernando estaba causando furor y que la única forma de hacer esto en serio era que se fuera a vivir allá cuando cumpliera 12. Ella no estaba tan convencida. Le dije que al viaje siguiente lo acompañara ella.

Entre 1988 y 1992, cuando cumpliría 12, fueron más veces. Toda la familia se tuvo que involucrar, incluida su hermana mayor, Patricia.

-Fernando entrenaba de lunes a sábado, tarde y noche, no le interesaba nada más. En uno de los viajes mi papá tuvo que volver por trabajo y me pidió que me quedara con él un mes extra. Y después otro mes: me perdí la gira de estudios de octavo. El tenis no era algo que me apasionara, entonces me daba harta lata. Pero me quedé a cargo, pese a que tenía como 13 años. Tengo el recuerdo vívido de estar cocinando para los dos un domingo, su día de descanso, y que Fernando apareció por la puerta con las raquetas diciéndome: Pati, ¿vamos a jugar? Me di cuenta lo determinado que estaba y que teníamos que estar ahí para él.

No era casual que los González dejaran a su hija con Fernando. Años atrás, cuando decidieron empezar con los viajes, se habían hecho una promesa.

-Nos pusimos...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR