La desconocida historia de los pioneros del andinismo en Chile - 8 de Enero de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 657161801

La desconocida historia de los pioneros del andinismo en Chile

Corría 1938, Frédéric había llegado poco tiempo antes a Chile junto a su esposa Dorly, y en sus ratos libres, cada vez que podía dejar la verdadera labor que lo había traído hasta acá (una farmacéutica suiza le había encargado abrir oficinas comerciales en Sudamérica: él era ingeniero químico), se sentaba a contemplar con asombro la belleza de las cumbres que rodean a Santiago. "Es un verdadero paraíso para el alpinista reconvertido en andinista", escribe en uno de sus diarios de viaje. "Desde el San José y el Marmolejo en el sur hasta el Juncal en el norte, es una sucesión de gigantes helados, muchos de los cuales elevan la cabeza a más de seis mil metros y duermen en una soledad prehistórica. Esta soledad es en sí misma un embrujo, la misma que conocieron hace cien años los pioneros de nuestros Alpes. Como centinela del Juncal, el cerro Plomo perfila sus cumbres heladas en el cielo de Santiago. (...) Qué alpinista resistiría a la llamada de esta aparición vaporosa, que cada tarde se tiñe de rojos irreales antes de desaparecer en un cielo siempre puro".

Frédéric y Dorly Marmillod se habían conocido ocho años antes en Lausanne, Suiza, durante un curso de baile, y se casaron muy pronto, en 1934. Él tenía 25 años, ella 20. Pero en rigor no fue la danza lo que los unió, sino más bien una febril pasión por las grandes montañas; la misma que los llevaría, sin proponérselo, a convertirse en pioneros del andinismo en Sudamérica.

Sus primeras experiencias, desde luego, habían sido en los Alpes suizos, donde vivían. Era la época dorada del alpinismo mundial, antes de la Segunda Guerra, cuando ni siquiera se había subido el Everest y lo que primaba era el espíritu competitivo de los países europeos por ser los primeros en las cumbres del planeta. Pero los Marmillod nunca siguieron esa línea: para ellos, esto se trataba -sobre todo- del contacto con la naturaleza.

"Ellos tenían un estilo y elegancia sorprendente y seductora", dice el francés Marc Turrel, fundador de la revista Andes Magazine y autor del reciente libro Carnets des Andes, donde cuenta la historia de esta pareja que durante décadas había permanecido en el olvido.

Marc Turrel vivió durante años en Chile -hoy está de vuelta en Francia- y en los noventa subió muchas montañas en los Andes. Por eso, cuando investigaba sobre los primeros ascensos, siempre le llamó la atención que se repitiesen los mismos nombres: Frédéric y Dorly Marmillod. Intrigado, Turrel comenzó a buscar pistas, hasta que finalmente dio con una de las hijas del matrimonio, que vive en los alrededores de Lausanne. Milagrosamente, ella había guardado en un baúl...

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