Desastres económicos y memoria colectiva - 16 de Abril de 2023 - El Mercurio - Noticias - VLEX 928763557

Desastres económicos y memoria colectiva

El 26 de julio de 2012, Mario Draghi , entonces presidente del Banco Central Europeo (BCE), pronuncia en Londres, ante más de 200 inversionistas y autoridades económicas, un breve pero memorable discurso. A la sazón, Europa atraviesa por una profunda crisis de deuda soberana y muchos ya apuestan por el colapso del euro. Entonces, Draghi, que sabe cómo hablar a los mercados, se dirige a la audiencia:"En el ámbito de nuestro mandato, el BCE está dispuesto a hacer lo que sea necesario para preservar el euro". Luego de una pausa, agrega: "Y creedme: será suficiente".Su resolución -y credibilidad- le dobla la mano al mercado. Prontamente comienza a estabilizarse la situación. Todo el mundo celebra.Todo el mundo, menos los alemanes, que entran en pánico. Aquello de resolver un problema de origen fiscal, con las herramientas de política monetaria, les inquieta profundamente. ¿A qué le temen? A la inflación.En efecto, poco después del discurso de Draghi, una encuesta conducida por el Allenbascher Institut preguntó por cuál era el mayor temor de los encuestados. El primer lugar lo ocupó la inflación, empatando con "terminar como vegetal". Los alemanes le temían más a la inflación que a enfermar de cáncer o al terrorismo. Y estamos hablando de 2012, cuando la inflación era de solo 2,1% anual.¿Qué explica ese temor, con ribetes casi patológicos? La memoria colectiva. Concretamente, el recuerdo, transmitido de generación en generación, de la devastadora experiencia de la hiperinflación vivida por Alemania entre 1921 y 1923.Este año se cumple un siglo desde aquel fatídico 1923, el último año de la hiperinflación, marcado por el hambre y la descomposición social.Jutta Hoffritz, periodista, en un libro de reciente publicación, "Toten Tanz" ("Danza de muerte"), nos regala una pequeña joya de recuento intrahistórico de dicho año. La narración procede mes a mes y sigue el curso de personas de procedencias sociales diversas, desde un magnate maquinador hasta una bailarina de vida disoluta.Los ingredientes de la debacle: una democracia débil (asesinatos políticos, aventuras separatistas, el intento golpista de Hitler), un país profundamente dividido y el ilusorio intento de financiar la carga de las reparaciones de guerra emitiendo dinero. Se agregan a ello aspectos menos conocidos por el no especialista, como la ocupación por parte de los franceses de la cuenca del Ruhr para hacerse del carbón alemán, con la consiguiente resistencia de los obreros alemanes...

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