La bióloga que desafía el hambre en África - 10 de Diciembre de 2013 - El Mercurio - Noticias - VLEX 480430010

La bióloga que desafía el hambre en África

Plantas de Resurrección se llaman las especies vegetales que, según varios observadores, podrían llevarla algún día a ganarse el Premio Nobel: el máximo honor, después de los muchos que ha logrado internacionalmente en su carrera.

Y la palabra Resurrección también define sus mayores desafíos personales. Porque de alguna manera, Jill Farrant, al igual que las plantas que estudia, se apagó y volvió a vivir: en 2008, tuvo un accidente que le provocó una hemorragia cerebral y la dejó al borde de la muerte. La privó para siempre de su olfato y gusto, le provocó una pérdida de memoria de más de un año y un síndrome postraumático.

Pero hoy, esta mujer de 52 años -que fue galardonada en 2012 por la Unesco y L'Oréal con el Premio a las Mujeres en Ciencias- está sana y activa. Y no ha perdido nada de su entusiasmo a la hora de hablar del trabajo que la apasiona.

-Mi especialidad tiene que ver con especies rarísimas en el mundo vegetal. Plantas que no mueren sin agua, que viven a pesar de sufrir grandes sequías. Que pueden parecer muertas a la primera mirada, pero que, si cae una lluvia, florecen y se esponjan con belleza, color y textura. Renacen, literalmente. Es un fenómeno muy extraño para un científico porque sabemos que toda especie viviente está constituida, en un 80 por ciento por lo menos, de agua. Nada sobrevive en el planeta sin agua. La sobrevivencia solo se logra cuando se produce el fenómeno de tolerancia a la extrema deshidratación, que predomina en estas plantas -explica.

En su entorno -la cátedra científica de mayor honor en la Universidad de Ciudad del Cabo (UCT), donde es doctora en Biología Molecular y Celular-, se la considera la experta mundial en su especialidad: las raras especies vegetales que investiga no superan las 350 variedades en el mundo y existen mayoritariamente en Sudáfrica. Son plantas con la extraña virtud de resucitar al solo contacto del agua, después de haberse secado completamente. Plantas con la cualidad extraordinaria de poder vivir una segunda o tercera vida. Plantas que, bajo el lente de laboratorio de Jill Farrant, podrían ser la puerta de esperanza hacia un mundo sin hambre.

Epifanía a los nueve años

Jill Farrant fue una niña solitaria que creció en el norte sudafricano -la provincia de Limpopo, hoy la más pobre del país- y que se interesó en la biología vegetal desde muy pequeña.

-Me crié en una granja metida entre la naturaleza, entre animales y especies vegetales. Mi padre cultivaba tabaco, maíz, frutos secos y tenía ganado vacuno. Crecí como una niña libre, pero muy solitaria: mis dos hermanos eran mayores y estaban internos en un colegio lejos de nuestro campo. Crecí jugando sola y escuchando a los pájaros. Era muy curiosa y me entretenía estudiando los árboles, los terneros. Éramos niños privilegiados por ser blancos en...

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