El (Des) Orden Mundial, según Kissinger - 31 de Enero de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 592703994

El (Des) Orden Mundial, según Kissinger

¿Habría sido útil un poquito de realismo en Irak, y no el amateurismo de Bush y su "son cosas que pasan"? ¿Habría implicado a Estados Unidos en el establecimiento de un gobierno en Kabul "plenamente representativo" un estadista que conociese lo dicho por Churchill sobre Afganistán ("excepto en tiempos de cosecha [...] las tribus pastunes siempre están librando guerras públicas o privadas")? ¿Habría trazado Kissinger una línea roja de advertencia y luego permitido que Al-Asad se fuese de rositas tras usar armas químicas? ¿O permitido que se crease paulatinamente un vacío de poder en las fronteras de Putin?

Quien considere que Estados Unidos está haciendo lo correcto, que pase directamente a las reseñas de poesía. Sin embargo, quien se preocupe por un mundo fuera de control ha de leer "Orden mundial". El libro combina historia, geografía, política moderna y una buena dosis de pasión. Sí, pasión, pues estamos ante el llamamiento vehemente de un célebre escéptico, una advertencia a las generaciones futuras por parte de un anciano empapado de pasado. El libro tiene sus defectos, y está distorsionado por la preocupación del autor por su legado y por unas ansias innecesarias de no molestar a los líderes liliputienses sobre los que aún intenta influir, pero es un libro con el que se debería encerrar a todo congresista, obligándolo a leerlo, antes de jurar el cargo.

La premisa es que vivimos en un mundo donde impera el desorden: "Aunque es probable que 'la comunidad internacional' se invoque ahora con más insistencia que nunca, no presenta un conjunto claro ni pactado de objetivos, métodos o límites [...]. El caos amenaza, acompañado de una interdependencia sin precedentes". De ahí la necesidad de construir un orden capaz de equilibrar los deseos encontrados de los diferentes países, tanto de las potencias occidentales establecidas que escribieron las normas internacionales existentes (principalmente Estados Unidos) como de las emergentes que no las aceptan, principalmente China, pero también Rusia y el mundo musulmán.

Será una tarea ardua, porque nunca ha habido un auténtico orden mundial; por el contrario, las diferentes civilizaciones dieron con sus propias versiones. La musulmana y la china eran casi completamente egocéntricas: si no formabas parte de la comunidad de creyentes del islam o gozabas del privilegio de ser un súbdito del magistral emperador, eras un infiel o un bárbaro. A pesar de ser más reciente y tener más matices, la versión...

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