'La derecha no está para
Lucía Santa Cruz nunca ha dudado de la oportunidad y vigencia de su diagnóstico, y ahora quiere ir más allá.
Dos documentos ya escritos -a los que "El Mercurio" tuvo acceso, en exclusiva- son el resultado de múltiples conversaciones, análisis y lecturas, en un trabajo silencioso que la influyente intelectual lleva adelante con un ambicioso horizonte: "responder al sentido más profundo de por qué y para qué debe existir un proyecto de centroderecha basado en la libertad".
En esta reflexión "ideológica" -palabra que sabe incomoda a los suyos pero que es la correcta, recalca varias veces-, advierte frente a las consecuencias del "sistema igualitarista que está instalando" la Nueva Mayoría. Tampoco esquiva las luces y sombras de su propio sector.
Jóvenes intelectuales al debate
Todo comenzó el año pasado con un almuerzo. Y no podía ser de otra manera con quien, además de influyente intelectual, es reconocida como una de las "manos" más privilegiadas de la cocina nacional. "Siempre me he preocupado de los asuntos públicos, no solamente con el afán de lograr un país más eficiente y moderno, sino por sobre todo más justo. Considero grave que el concepto de 'justicia' se convierta en sinónimo de igualdad y se imponga como idea incuestionada. Esa prioridad única, basada en una serie de eslóganes sin fundamento, como que 'Chile es el país más desigual del mundo', que la desigualdad es cada vez mayor, que los responsables son 'los poderosos de siempre' y que todo ello es el resultado de la economía de mercado ha sido muy nociva", explica.
"Para sobrevivir en el tiempo, las ideas deben tener una plataforma de legitimación moral en la justicia, que va mucho más allá de la eficiencia", dice la historiadora, quien integra el consejo del Instituto Libertad y Desarrollo y la junta directiva de la Universidad Adolfo Ibáñez.
Con la ayuda del abogado Hernán Larraín Matte, director ejecutivo del think tank Horizontal, convocó a un grupo de intelectuales, la mayoría jóvenes, "interesados en las ideas políticas liberales y de centroderecha". La invitación fue a "conversar" sobre el sentido más profundo de un proyecto basado en la libertad. A su mesa se han sentado Hernán Larraín Matte; Guillermo Ramírez y, después, Claudio Arqueros, de la Fundación Jaime Guzmán; José Francisco García; Francisco Javier Urbina, de la Universidad Católica; Luis Larraín y Jorge Ramírez, de Libertad y Desarrollo; Daniel Mansuy, de la U. de los Andes; Gonzalo Blumel, de Avanza Chile; Jorge Gómez, de la Fundación para el Progreso; Aldo Ca-ssinelli, del Instituto Libertad; Pablo Ortúzar, del Instituto de Estudios de la Sociedad, e Ignacio Briones, de la U. Adolfo Ibáñez.
De las primeras conversaciones surgió un documento escrito por ella, "Para una sociedad más justa". Una propuesta que expuso en el encuentro que convocó a los distintos institutos de inspiración de centroderecha. Hace poco terminó de redactar el segundo texto, un diagnóstico y su propuesta para una "sociedad abierta": abierta a la meritocracia, a la movilidad social, al emprendimiento, a la modernización y a la diversidad y el pluralismo. Y "desde mi perspectiva, se trata también de lograr una sociedad más compasiva". Ambos escritos -explica- la comprometen solo a ella y son una base para trabajar, "a la que los demás están haciendo sus críticas y aportes".
Son temas en los que trabaja hace años. Incluso más de los que lleva preparando su libro sobre "Desigualdad o meritocracia", a partir de una investigación sobre cómo el mercado y el bienestar que trajo aparejado...
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