La derecha contagiada - 25 de Noviembre de 2023 - El Mercurio - Noticias - VLEX 953813658

La derecha contagiada

No es extraño que la izquierda joven haya vivido convencida de que nuestros males radicaban en la Constitución y que comenzarían a disiparse escribiendo otra en una hoja en blanco. No es raro, pues se trata de una generación que glorificó la palabra; que creyó que para la gestión bastaba el discurso y que confundió el arte de la política con la postura moral.Lo que resulta extraño es que la derecha, tradicionalmente pragmática y conservadora, que ha descreído de los discursos mesiánicos, se haya infectado del mismo mal en cuanto tuvo en sus manos el lápiz constitucional.Al recibir el texto de los expertos, que ya venía florido y abundante, la derecha no empleó la goma del escepticismo para limar sus excesos, como habría sido acorde a su tradición. No se preguntó por los 5 o 10 problemas que aquejaban a nuestra institucionalidad y corregirlos, como recomendaba el pragmatismo. En cambio, libre de la historia, se largó a escribir la Constitución de sus sueños. Como no podía ser de otro modo, la tinta fue partisana y el texto resultó obeso. De aprobarse, sería la sexta más extensa del mundo.La obesidad constitucional no es un problema estético. El mal conlleva incerteza jurídica, rigideces y trabas para el adecuado funcionamiento institucional.El tratamiento de la seguridad pública permite ilustrarlo. No obstante ser el primer deber del Estado y la más acuciante demanda ciudadana, las constituciones de las democracias estables, sabiamente, no la tratan, dejándola entregada a unas pocas leyes, a varios reglamentos y, sobre todo, a gestión diaria, eficaz y responsable.En cambio, la propuesta constitucional de la derecha sobreabunda en enunciados sobre la seguridad. Ello no la favorecerá y es muy probable la entrabe. La principal de esas normas es la que garantiza a todas las personas el derecho a vivir en un entorno seguro. Tan solo la Constitución de Egipto asegura otro tanto. El derecho queda amparado con acción de protección. Por ende, las personas que estimen que el vital y generoso derecho que se les ha prometido les ha sido privado, o siquiera perturbado o amenazado, podrán acudir a un juez y les bastará convencerlo de que la perturbación o amenaza se ha debido a un acto arbitrario, para que ese juez esté llamado a adoptar las medidas para restablecer el derecho asegurado. Como los jueces no suelen ser tímidos a...

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