Defensa de la política - 9 de Febrero de 2020 - El Mercurio - Noticias - VLEX 840018093

Defensa de la política

¿En qué medida deben participar la sociedad civil y los independientes del proceso constituyente que se inicia este año, de ganar el Apruebo? Para la doxa, no hay lugar para las dudas: este proceso sería de la ciudadanía y los partidos no pueden pretender apropiarse de algo que no les pertenece. En esta lógica, la idea es marginar de una buena vez a los partidos que durante muchos años habrían impedido la auténtica expresión de la ciudadanía.El esquema es tan simple como maniqueo: los partidos encarnarían los intereses espurios, mientras que la sociedad civil representaría la pureza inmaculada. Así puede explicarse la extraña connotación que ha adquirido en nuestra habla común el término "ciudadano". Si entre los griegos el ciudadano era aquel que se vinculaba directamente con la política, nosotros tendemos a oponer lo ciudadano a lo político, o al menos a lo político-partidista. El adjetivo "ciudadano" se ha transformado en una palabra mágica que sirve para darle credenciales de honestidad a cualquier iniciativa (hasta el punto de que ya no quiere decir casi nada).La discusión en torno a la Convención Constituyente o Convención Mixta, por mencionar un ejemplo, ha seguido este curso. Mientras la primera permitiría la expresión directa del pueblo, la segunda estaría contaminada por la presencia de políticos profesionales (naturalmente, hay otros argumentos, pero ese ha sido el tenor general del debate). El espacio en la franja electoral para el plebiscito a realizarse en abril es el nuevo terreno en disputa. Si hasta hoy, por razones obvias, la franja había sido de los partidos, ahora el Consejo Nacional de Televisión ha señalado que los partidos deben dar cabida, en su espacio, a organizaciones de la sociedad civil. Para no ser menos, Sebastián Vergara, secretario general del PPD, criticó que no se diera lugar también a los independientes. La resolución del CNTV parece coherente con la tendencia del momento, aunque las dificultades para aplicarla son particularmente reveladoras. En efecto, hay más de doscientas cincuenta mil organizaciones que podrían tener un espacio en la franja. ¿En virtud de qué criterio podríamos elegir a las pocas que efectivamente tendrán pantalla? ¿No estamos sembrando una expectativa desmedida, que alimenta luego la frustración?Este discurso dominante se funda en una ilusión, según la cual la sociedad civil sería directamente audible, sin necesidad de mediación. Todos aquellos que afirman que "la ciudadanía" exige...

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