Defensa de los derechos sociales - 3 de Abril de 2022 - El Mercurio - Noticias - VLEX 899527645

Defensa de los derechos sociales

Esta semana la Convención comenzó el debate sobre los derechos sociales. ¿Tienen sentido estos derechos o se trata, como se ha dicho, de pompas de jabón que la escasez hará estallar?Los críticos de esos derechos sugieren que ellos crearán expectativas muy difíciles de satisfacer, puesto que su satisfacción depende del nivel de bienestar económico, del crecimiento que, como se sabe, nunca está asegurado. Esos derechos, se agrega, judicializarán la política al estimular la presentación de demandas contra el Estado para reclamarlos. Y, en fin, los países de la región donde existen mostrarían que consagrar esos derechos es una fantasía compensatoria de las sociedades (algo así como el sueño del alfeñique que se imagina levantando pesas).¿Será tan así?Comencemos por los hechos.Un examen del derecho comparado muestra que casi el noventa por ciento (90%) de ciento noventa y cinco (195) cartas constitucionales consagran al menos algún derecho económico o social y las que han consagrado más de uno al menos dos tercios les han conferido algún grado de coercibilidad, es decir, los han hecho justiciables. De ese número de constituciones, solo dieciocho de ellas no contienen ningún derecho económico social (Courtney Jung, Ran Hirschl y Evan Rosevear, "Economic and Social Rights in National Constitutions", The American Journal of Comparative Law, Fall 2014, Vol. 62, N° 4, pp. 1043-1093).¿Están todos esos países atrapados en una fantasía; son todos sus juristas y políticos ignorantes del absurdo que significan?Por supuesto que no.La razón es que esos derechos, con todas sus dificultades, significan el reconocimiento de que la autonomía personal que, con razón, es tan cara al liberalismo, requiere (como ha insistido A. Sen) que las personas posean ciertas capacidades básicas que dependen del acceso a ciertos bienes. Si es valioso que cada uno desenvuelva un plan de vida, entonces parece obvio que los bienes básicos para imaginarlo, y dentro de ciertos límites perseguirlo, no pueden depender del desempeño en el mercado, sino que hay que hacer esfuerzos para que dependan del estatus de ciudadano. Alguna vez la sociedad moderna fue descrita (es el caso de H. Maine) como un tránsito desde el estatus al contrato, desde lo adscrito a lo adquirido. Pero el propio desarrollo del capitalismo mostró que la suerte del individuo no podía quedar entregada al contrato o al intercambio. Era necesario asegurar una posición que permitiera participar de los bienes que son...

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