La decisión de Maxwell Lorca
"Llega más alto, esfuérzate por más, desafíate", se lee en el muro de un pasillo del Forslund Gym. Observar las paredes es recorrer la historia deportiva de Northfield Mount Hermon. Junto a los récords de atletismo y las fotos de equipos campeones, hay una lista con los destinos de los exbasquetbolistas del colegio: siete fueron reclutados en 2017 por equipos de la Division I de la National Collegiate Athletics Association (NCAA), la máxima categoría del baloncesto universitario de Estados Unidos. Todos solían ser compañeros del joven de 2,08 metros que sale del camarín tras su entrenamiento matinal: Maxwell Lorca-Lloyd, el hijo de chileno que se convirtió en estrella de la selección sub 17 de básquetbol, que ganó el Sudamericano de Lima en julio del año pasado.
La caminata al comedor tarda algunos minutos, por el tamaño del campus. La escuela secundaria Northfield Mount Hermon está asentada en un terreno enorme, al noroeste de Massachusetts, donde en esta época las temperaturas llegan a 20 grados bajo cero. Tiene 36 edificios esparcidos en 87 hectáreas. La actriz Uma Thurman y la cantante Natalie Cole estudiaron aquí. Es un colegio caro, cuya matrícula cuesta 59.500 dólares al año, pero gratuito para la familia de Lorca, gracias a su beca deportiva.
Cumplir con las exigencias de la escuela ha requerido de una firme disciplina. Entre lunes y viernes, Lorca se levanta antes de las seis para ir al gimnasio, asistir a clases, dormir una breve siesta, almorzar, entrenar con el equipo y luego estudiar para los tres ramos que cursa semestralmente. El fin de semana, se concentra para los partidos de local o viaja con el equipo para jugar de visita. "He madurado mucho aquí. Aprendí a valerme por mí mismo y a manejar mis horarios. Me costó adaptarme en un principio, en especial por el nivel de básquetbol. Todos jugaban de forma muy rápida e inteligente, pero he logrado acortar la brecha", cuenta Lorca, mientras come un par de sándwiches de mantequilla de maní. Todo lo dice en inglés, pues si bien entiende algo de español, no lo habla.
En los dos años y medio que lleva en la escuela, pasó de la banca a ser titular, se transformó en el mejor taponador de la historia del colegio -con 110 tiros bloqueados en la temporada-, el segundo mejor reboteador del equipo y aprendió a jugar más lejos del aro. También ha empezado a destacar como anotador: en las semifinales del campeonato nacional, contra Tilton Academy, encestó 22 puntos. Fue su mejor actuación hasta la fecha en esa faceta de juego. "Es un jugador defensivo sobresaliente y un ofensivo en desarrollo", dice el técnico John Carroll. "Probablemente sea nuestro capitán el próximo año, algo impensado cuando llegó. Ser profesional es una opción real para él", agrega.
El sueño de Lorca es el mismo de todo jugador de su edad: jugar en la NBA, la mejor liga del mundo, donde ningún chileno ha llegado. Los pasos hacia ese objetivo los tiene claros. Primero, quiere ganar el campeonato nacional con su colegio, un objetivo que se le escapó en la final de esta temporada; después, espera jugar a nivel universitario en la Division I de la NCAA, donde desde hace un tiempo militan otros chilenos, como Felipe Haase (Carolina del Norte) y Nicolás Carvacho (Colorado State). Universidades como Columbia, Yale, UC Berkeley y Harvard le han hecho ofertas extraoficiales de becas que debe evaluar, para integrarse a mitad de 2019. Por el momento, esas son sus metas. Lo que pueda pasar con Chile parece no motivarlo tanto: su continuidad en la selección juvenil, que en junio disputa el Premundial en...
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